Hoy me despierta la radio con la nueva agresión al sistema de derechos laborales: se podrá despedir a una persona que haya tenido 9 bajas “justificadas” en dos meses.
Trabajo en la administración, entre servicios de atención a las personas, social, cultural, deportivo… Es decir aquellos trabajos cuya misión es mejorar la calidad de vida de quienes viven en los barrios a los que atendemos
Cada día mis compañeros y compañeras, y yo misma, nos llevamos a casa el dolor de los demás: abuelos maltratados por hijos naturales o políticos, niños y niñas que viven violencia y pobreza en casa, todos sabemos que cuando el salario sale por la ventana de la precariedad , el amor se va y abre la puerta al desespero y las bofetadas. Hijos que no tienen posibilidad de cuidar dignamente a sus padres y madres, porque no hay residencias para todos y los trabajos precarios no te permiten de ninguna manera conciliar para cuidar a los dependientes
Tanto dolor hace enfermar. Hoy una compañera cae por un herpes ciático, otra lleva con una bronquitis tres semanas, hace tiempo que no veo sonreír a otros… yo misma, trabajo con una fuerte contractura de cervicales, porque si cojo la baja nadie me sustituye, y nadie hace mi trabajo.
Los políticos cuando quieren hacer grandes auditorios, ampliar el estadio de fútbol o poner una iluminación de Navidad que llegue a la luna, decretan que no se sustituyen las bajas, recortan plazas en residencias, cuando cada día hay mas abuelos y en peores condiciones, no amplian trabajadoras sociales aunque su objeto de trabajo crezca exponencialmente , se niegan a crear planes de empleo para los que menos cualificación tienen.
Eso sí, somos las trabajadoras y trabajadores quienes costeamos con nuestro propio cuerpo y nuestra propia salud, sus intentos de ahorrar, para gastárselo en cosas que les den más votos. Nos han convertido en máquinas, que cuando se rompen, se desechan y se busca otra que no haya acumulado tanto dolor en su cuerpo. ¡ Malditos hipócritas !
Comunicado