Iglesia >> ,

Mensaje de Navidad | Que nos encuentre a toda hora preparados para recibirle en nuestros corazones

12 diciembre 2018 | Por

Mensaje de Navidad | Que nos encuentre a toda hora preparados para recibirle en nuestros corazones

Todo el tiempo de Adviento es la preparación que necesitamos para poder recibir al Señor en nuestros corazones. Es tiempo de cambio, de conversión, de vigilancia, de escucha y atención. Es tiempo de afinar la sensibilidad para acoger al que llega en la pequeñez y la debilidad de nuestra historia, hecho niño. Es tiempo para descubrir en los rostros que cotidianamente pueblan nuestra historia personal la cercanía de Dios humanado.

Este tiempo no solo acerca a Dios a nuestra historia, sino que nos pone a cada uno de nosotros en la sintonía de Dios. Todos los viajes nos cambian un poco. El de Adviento nos ha de transformar para poder recibir y acoger la alegría desbordante de la navidad de Dios en nuestra vida.

Necesitamos que Dios nos encuentre; necesitamos dejarnos encontrar por Dios. Y para eso hemos de salir de nuestros cómodos refugios y salir al camino. Necesitamos salir a la vida y al encuentro con las alegrías y las penas de nuestros hermanos, para que Dios pueda mirarnos cara a cara con ternura y misericordia entrañables, para que pueda ponerse en nuestras manos.

Necesitamos que sea en cualquiera de las veinticuatro horas de vida honrada donde podamos hacernos accesibles a Dios: en la fábrica, en el taller, en el campo, en el mar, en el despacho, en nuestras casas… y también en las horas oscuras, precarias, difíciles, faltas de alegría; en las horas de desaliento es cuando más necesitamos de su amor.

Necesitamos que Dios nos encuentre, pero necesitamos estar preparados para ese encuentro. De Jesús nacido en el pesebre, en la frontera, en la pobreza, tenemos que aprender a dejarnos querer por Dios y a fiarnos de su amor. Queremos poder amar y servir con todo nuestro corazón y todas nuestras fuerzas.

Necesitamos que sea en nuestro corazón, en el lugar de nuestros amores y dolores, en lo hondo de nuestra vida, allí donde tenemos nuestro tesoro, donde Dios encuentre hogar, para que podamos pensar, trabajar y vivir como él.

Y todo para que su venida sea buena noticia repetida del comienzo del Reino, para que ese Reino vaya siendo un hecho, palpable y visible en la vida de nuestras hermanas y hermanos. Necesitamos la alegría desbordante de Dios en nuestra vida. La necesita el mundo obrero. Una alegría que busca incansablemente, y que no encuentra por los caminos que este mundo le ofrece recorrer. Una alegría que solo puede nacer de ese encuentro con Dios en Belén.

Necesitamos hacernos estrellas que guíen a nuestras hermanas y hermanos por caminos de fraternidad y justicia al encuentro con el amor entrañable de Dios hecho niño, porque este mundo nuestro necesita la alegría, necesita la esperanza, necesita la vida. Necesita sentir que Dios ama tan desmesuradamente a cada uno, que no duda en abajarse hasta dejarse acoger, para que podamos experimentar esa alegría de tener a Dios con nosotros.

Nuestra alegría es nuestra vida y nuestra misión, porque en la vida obrera busca posada y encuentra hogar nuestro Dios humanado. Que Dios nos encuentre a toda hora preparados para recibirle en nuestros corazones.

faldon portada y sumario

Revista TU!

Acceso a la suscripción.
■ Edición digital www.hoac.es/tu

Nuevo libro

Ultimo cuaderno

Redes Sociales

Instagram


© 2024 HOAC.

| Diseño original | DET | Adaptación de ACF | Desarrollado con WordPress | CM/Admo