Paco Cristóbal* | La confederación Cáritas Española lleva trabajando en el ámbito de la generación y la búsqueda de empleo desde hace más de 30 años. Una larga experiencia que se ha ido concretando en proyectos y acciones dirigidas a las personas más vulnerables que, por distintas razones, se han ido encontrando en una situación de no acceso a sus derechos y de precariedad laboral y social.

Desde hace algunos años se ha realizado una apuesta firme y decidida por la «economía solidaria». Término con el que queremos expresar nuestro compromiso con la inserción social a través del acceso al empleo digno de las personas más vulnerables en relación directa con el sistema económico. Somos parte de ese sistema y creemos que se pueden hacer las cosas de otro modo.

Se trata de un eje prioritario en nuestra lucha contra la pobreza y la exclusión social y así fue expresado en la asamblea de Cáritas en 2015 para hacer posible, como afirma el papa Francisco en Evangelii gaudium, «decir no a una economía de la exclusión y la inequidad, a una economía que mata».

El modelo socioeconómico que impera está fuertemente lastrado por una dinámica de mercado excesivamente centrada en el beneficio y las imperfecciones de un mercado laboral dominado por la generación de empleo precario, a los que se suma un modelo de protección débil. El resultado es un marco económico injusto que sustenta una sociedad cada vez más desigual.

Para Cáritas esta realidad representa un reto económico, ético y estructural, que nos invita a apostar por otras lógicas y a repensar nuestra acción para contribuir en hacer realidad una economía alternativa, de perfiles netamente solidarios, donde la persona sea el centro de toda la actividad y que tenga como principios básicos:

• La garantía y protección de los derechos de las personas más vulnerables.
• El cuidado y el respeto del planeta y sus recursos.
• La defensa de un consumo responsable, consciente y transformador.

Es posible caminar, desde lo utópico viable, en la construcción de una economía que no genere desigualdad, exclusión y pobreza, realizada desde el cambio del foco sobre el que actuar. El foco son las personas. Como expresamos en nuestro informe 2016 sobre economía solidaria, «cambiando el foco, cambiamos los resultados». Cada vez es más apremiante una nueva mirada de la economía que rescate su objetivo genuino de proveer de manera sostenible las bases materiales del desarrollo personal, social y ambiental del ser humano, y rescatar, reivindicar palabras clave como bienestar, equidad, dignidad, desarrollo humano o derechos para humanizar la economía.

La apuesta de Cáritas por construir un modelo de economía solidaria se concreta en:

• La participación en distintas acciones y servicios de 72.040 personas en situación de vulnerabilidad o exclusión social, de las que 16.597 lograron acceder a un empleo, lo que supone una tasa de inserción del 23%.
• La dedicación, solidaridad y esfuerzo de 4.191 personas voluntarias y de 792 personas contratadas.
• La inversión, tanto en empleo como en economía social, que unido a la facturación de las empresas de inserción supone una cifra de 73.253.781 euros.
• El desarrollo e impulso de las dimensiones esenciales de la economía, desde cinco ámbitos

1. Impulsando la integración en el mercado laboral como vía de inclusión social mediante la búsqueda y capacitación en empleos dignos de las personas que tienen más difícil el acceso al mundo laboral, respetando la idea de que cada persona es única y diferente, con distintas capacidades y también con necesidades y realidades distintas.

A través de itinerarios personalizados, nuestras acciones principales son:

• La acogida. Escuchando y facilitando procesos de autoconocimiento, de identificación de dificultades y potencialidades de cada persona y del conocimiento de la realidad.
• Orientación laboral. Motivando y mejorando la empleabilidad de las personas. 4.280 personas han participado, adquiriendo técnicas sobre búsqueda activa de empleo, prospección de mercado local, competencias básicas o formación instrumental.
• Formación. Aprendiendo o mejorando en un oficio. Hemos desarrollado 567 acciones formativas con una participación de 17.287 personas.
• Intermediación laboral. Puente entre las personas que buscan trabajo y las ofertas de empleo de empresas y empleadores privados. Se han realizado 12.176 contactos con probables empleadores y 19.085 personas se han beneficiado de estos servicios.
• Autoempleo: Apoyando a aquellas personas dispuestas, y con capacidad, para iniciar una actividad económica bien en régimen de autónomos o bien formando una empresa o una cooperativa. 759 personas han participado en acciones de autoempleo, concretándose en 59 iniciativas.

2. Constituyendo empresas de economía social cuya finalidad no es el beneficio, sino la generación de empleo de inserción.

Son una oportunidad de empleo para personas en situación de vulnerabilidad y exclusión social y una excelente formación práctica y real para aumentar su capacidad de introducción en el mercado ordinario. Son el mejor testimonio de que es posible realizar una actividad económica sostenible, con principios de solidaridad y justicia, procurando el bienestar y el desarrollo de las personas y planteando el beneficio económico como un medio al servicio del objetivo principal, que no es otro que las personas y su plena inclusión socio laboral.

Con una apuesta firme y decidida, y un esfuerzo enorme, en Cáritas contamos con 49 empresas de este tipo. Empresas competitivas en sectores como el reciclaje, la ayuda domiciliaria, la restauración, las obras y reformas, o la agricultura entre otros.

Se han generado un total de 1.445 puestos de trabajo, que han proporcionado empleo a 1.817 personas.

3. Desarrollando iniciativas de comercio justo, mediante relaciones comerciales que anteponen las condiciones de las personas que realizan la producción al precio, que respetan el medio ambiente y que educan para un consumo responsable.

Tratamos de favorecer las relaciones éticas y equitativas que respeten los derechos de las personas a lo largo de toda la cadena de producción, distribución y comercialización.

A través de 30 tiendas y 47 puntos de venta distribuidas por todo el territorio del estado, nos permiten visibilizar y sensibilizar sobre el origen de los productos y las prácticas injustas que muchas veces se producen, así como convertirse en punto de encuentro para consumidores responsables.

4. Con un compromiso por las finanzas éticas, fortaleciendo bancos y productos financieros éticos, centrados en cuidar dónde y cómo se invierte el dinero, qué utilicen criterios éticos y prioricen la inversión social y medioambiental.

5. Fomentando la colaboración empresarial, en diálogo para concienciar a los empresarios del impacto que tienen sus decisiones sobre las personas, animándoles desde los principios de la economía solidaria, a modificar su mirada y a sensibilizar a sus grupos de intereses sobre la realidad de la pobreza y de las personas que la sufren.

Esta es una muestra de la realidad de millones de ciudadanos que no consiguen romper la espiral del desempleo y la precariedad, ni siquiera ante un eventual cambio de ciclo económico. Se vuelve a poner en evidencia lo que Cáritas viene señalando desde hace años: el problema no son las crisis, sino el modelo que expulsa del sistema a las personas, sobre todo a las más débiles.

Dijo el papa Francisco en el regreso de uno de sus viajes que «construir muros no es cristiano». Y es cierto. Cristiano es tender puentes, abrir manos y puertas, acoger y acompañar a quien sufre, y mostrar caminos para generar iniciativas y cambios de mentalidad que supongan mayor dignidad y respeto para todas las personas.

*Director del Área de Desarrollo Social de Cáritas Española