Colaboraciones, Iglesia >> ,

Un trocito de Reino de Dios

06 julio 2016 | Por

Un trocito de Reino de Dios

Concha Pedrosa*  |  En mi vida he asistido a muchos ejercicios espirituales. En ellos trataba de aislarme lo más posible de todo: solo Dios y yo. El silencio absoluto, los demás como si no existieran, la mirada recogida y vuelta hacia el interior para conocer, en lo posible, todo lo torcido; y elevada hacia Dios para tratar de saber cuál era su voluntad y pedir gracia a fin de ajustar a ella mi vida.

En la HOAC el planteamiento fue distinto. Al principio me desorienté. Luego lo entendí. No estábamos Dios y yo solos. Estaba en un grupo de hermanos que eran para mí la presencia y la palabra de Dios.

Una palabra encarnada en gestos humanos: la amabilidad que me acusaba de mis egoísmos; la sencillez que me descubría actitudes farisaicas…, y ese buscar, en el quehacer de cada día, la fidelidad al plan de Dios, en establecer el Reino.

Las comunicaciones personales fueron un elemento riquísimo y precioso. Ese sentirse evangélicamente iguales, vivido con toda naturalidad, me impresionó. «No llaméis a nadie Maestro, Padre, Señor… todos somos hermanos y hermanas». Es verdad que lo he proclamado y oído mucho, pero a la hora de la verdad ni lo vivo, ni lo he visto vivir como en este grupo.

En la manera de comportarse del consiliario, actuando en todo como uno más. Con una notable y sencilla humildad y también en el trato de los demás con él. En la manera de relacionarse, de escuchar…, seguramente hay muchas diferencias intelectuales y sociales en el grupo, pero no se destacan.

No había rastro de fariseísmo. He visto un trocito de ese Reino que Dios quiere implantar en este mundo. Las charlas, las meditaciones fueron muy valiosas. La solidez de la doctrina, incuestionable: Biblia y Concilio Vaticano II.

Los textos, perfectamente escogidos y de gran belleza, llenaban de fuerza la oración de cada uno y le preparaban para lo que el Espíritu quiera comunicarle. Me gustaron mucho las oraciones y entendí, como nunca, que el canto es una gran manera de orar y que abre el alma a la acción de Dios.

Las Eucaristías fueron un gran regalo. Movían a la participación y reforzaban la hermandad. Son fuente de lo que es el espíritu de la HOAC. ¡Qué diferencia con otras misas que se «dicen» rutinariamente!

Doy gracias a Dios y a la HOAC por ser un gran regalo que me estimula y me empuja. A ver si este poquito tiempo que me queda puedo responder al Señor y agradecerle tanto bien que me ha hecho.

 

* Concha Pedrosa ha dedicado su vida a la promoción de las personas en desventaja. Ahora vive en una residencia de mayores en Ávila, lo que le permitió acudir a un cursillo organizado por la HOAC.

 

faldon portada y sumario

tantoportanpoco560-05

faldonsumario2-02

Revista TU!

Acceso a la suscripción.
■ Edición digital www.hoac.es/tu

Nuevo libro

Ultimo cuaderno

Redes Sociales

Instagram


© 2024 HOAC.

| Diseño original | DET | Adaptación de ACF | Desarrollado con WordPress | CM/Admo