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Via Crucis en Cádiz contra la pobreza y la exclusión

26 marzo 2014 | Por

Via Crucis en Cádiz contra la pobreza y la exclusión

DIÓCESIS DE CÁDIZ. El Arciprestazgo de Cádiz Intramuros de la Diócesis de Cádiz y Ceuta organizó en la tarde del 24 de marzo un Via Crucis, contemplando al Señor en las situaciones actuales de pobreza y de exclusión.

El Via Crucis partió a las 20.00 horas de la Parroquia Nuestra Señora de la Palma, con el siguiente itinerario: Virgen de la Palma, Virgen de las Penas, José Cubiles (dcha.), Cardoso, Plaza de la Cruz Verde, Cardoso, Plaza de la Libertad, Desamparados, San Juan, Arquitecto Acero (izqda.), Plaza de la Catedral, Pasaje Arco de la Rosa, Plaza de San Martín, Mesón, Arco de los Blancos, Santa María, Jabonería, Jaraquemada, Yedra, Merced (dcha.).

En cada una de las nueves estaciones de las que se componía el Vía Crucis se hizo una reflexión sobre la situación de pobreza y exclusión social que se sufre en la ciudad de Cádiz, particularmente en el entorno de Cádiz Intramuros. Así, cada uno de los sacerdotes y feligreses de las parroquias participantes habló sobre el paro, la corrupción, la mentira, el maltrato, la emigración, los desahucios, la insolidaridad y el individualismo, la droga y el alcoholismo, y la desesperanza.

Para finalizar, el arcipreste de Cádiz Intramuros, Balbino Reguera, leyó un mensaje del obispo diocesano, que no pudo asistir por motivos de agenda.

Este Via Crucis, que fue seguido por unas cuatrocientas personas, se engloba dentro de las acciones programadas, para esta Cuaresma y comienzo de Pascua, por los sacerdotes del Arciprestazgo de Cádiz Intramuros, con las que quieren denunciar la “grave situación económica que se está viviendo en la ciudad”, manifestando de esta forma su honda preocupación “al ver cómo se siente amenazada la vida de muchas personas y familias”.

MENSAJE DEL OBISPO DE CÁDIZ Y CEUTA PARA EL VÍA CRUCIS DE LA POBREZA

“Que no consintamos el mal del que nos hacemos cómplices con cada pecado”

(Vía Crucis de la Pobreza, 24 de marzo de 2014)

Queridos hermanos,

Contemplemos y oremos ante Cristo, el Hijo de Dios hecho hombre que con su encarnación, muerte y resurrección ha redimido al hombre y ha compartido nuestros sufrimientos. Nos ha hecho ver la durísima fuerza del pecado que, además de ofender a Dios nos hiere a nosotros mismos y malogra la sociedad porque cambia el respeto a la voluntad de Dios por nuestro interés, por nuestra voluntad egoísta.

Pidamos hoy por los que sufren, amados por Dios como sus preferidos; oremos ante Cristo para que nadie consideremos a otro como un bien de consumo, que se puede usar y luego tirar.  Dice el Papa Francisco que la cultura del “descarte” promueve no solo “explotados” sino “sobrantes” (EG 53).

Los desahucios, la difícil situación legal y sanitaria de las personas inmigrantes, la congelación de las pensiones, los recortes a la dependencia o la situación de las miles de familias con cero ingresos y que, por tanto, llevan vidas “indignas”, son extremos que debemos considerar. Así mismo,  pensemos en el derecho del no nacido, que está mucho más desprotegido que cualquier excluido, pues el derecho más importante es el derecho a la vida sin el cual el resto de los derechos no tienen sujeto de aplicación. Este derecho se les niega sobre todo a los que la sociedad considera imperfectos, tanto físicos como psíquicos, que son víctimas de esta cultura del descarte, utilitarista e injusta.

Oremos también por nosotros para que no consintamos el mal del que nos hacemos cómplices con cada pecado. Mirando al Hijo de Dios que muere por amor vivamos en permanente esfuerzo de conversión hacia la civilización del amor, hacia Cristo.

Que el amor de Cristo Redentor nos haga compartir, dar y darnos, evitar siempre el mal, acoger, comprender, sufrir.  También nosotros, en los calvarios de la vida, debemos escuchar su voz que nos habla de la sed de Dios por el hombre: “¡Tengo sed!”, de la reconciliación y el perdón: “¡Perdónalos pues no saben lo que hacen!”; y de la acogida: “He aquí a tu Madre; he aquí a tu hijo”, y de la vida que no acaba: “Estarás conmigo en el Paraíso”.

A todos los que asistís a este Vía Crucis de la pobreza os bendigo con todo mi afecto,

+Rafael Zornoza Boy,
Obispo de Cádiz y Ceuta

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