Quien proclama el evangelio es ya un creyente que busca suscitar creyentes. Y de que existan verdaderos creyentes… cristianos que han conocido el amor de Dios, que han conocido el Padre revelado por Jesús, a quienes se les ha dado el secreto del Reino… depende que esta historia de hombres y mujeres no acabe en la vaciedad o en la injusticia.