No es el poder, ni el dinero, ni la alianza con el sistema social inhumano lo que nos acercará al Reino, a los empobrecidos del mundo obrero, a Dios. Si perdemos la vida en la lucha por la justicia, en la defensa de los derechos de todos y todas, en poner voz a los que son silenciados, en gritar contra reformas que quieren devolvernos a la “esclavitud” de otros tiempos…si vivimos así, daremos fruto abundante. La garantía del triunfo de lo pequeño es el grano de trigo que muere, es Jesús en la cruz.