“La HOAC necesita santos, muchos santos. No puede contentarse con menos, ni yo puedo contentarme con otro ideal inferior. Sé que mis fuerzas no alcanzan para subir el primer peldaño de la santidad, pero mi Padre me ha preparado recursos y me dará la mano y con Él subiré a las alturas… si le soy fiel en el camino que me señaló. Este camino, para mi, es ahora la HOAC”.
(Guillermo Rovirosa, Obras Completas, Tomo IV, pág. 48).