En la ciudad, en el trabajo industrial o post-industrial los finales de los procesos son inesperados: vemos que una tienda o banco se cierra de un día para otro, que un taller que se metían horas ha solicitado un ERE,… todo es rápido ¡muy rápido!
Poner rostros en la ciudad; en el trabajo, a muchos de estos procesos, resulta difícil poner rostro humano: el dueño de esta cadena de tiendas, de estas empresas,…. nos hablan de consorcios, holding, corporaciones,… Incluso, los rostros visibles de muchos colectivos son temporales y efímeros, son imagen (o publicitaria, o fichajes estrellas para liderar un tiempo)
Y el reto de esta carrera en medio de la ciudad es reconocerme yo protagonista, participante, sujeto, y desde ahí poner rostro y leer este tiempo (signos) del final de un camino ¿de que nos habla el final?
En la ciudad vivimos el conflicto y aquí surge la llamada, el grito a seguirle como militantes obrero. Es tiempo de militancia, es el tiempo de poner rostro y rostros.
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