Manos a la obra por el trabajo decente

La iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente (ITD) dedicará este año 2024 a empujar para hacer realidad el empleo digno. La prioridad de este año enfatiza la necesidad de aunar esfuerzos para generar empleo vocacional, inclusivo y sostenible: «Construimos el trabajo decente».

Con su campaña actual, aspira a fomentar una comprensión del trabajo más humana, no solo como fuente de ingresos suficientes, sino también promotor de desarrollo personal y familiar, sin menoscabo de la integridad física y mental, y del avance de la sociedad, sin socavar el entorno natural.

Las organizaciones promotoras de la iniciativa, Conferencia Española de Religiosos y Religiosas (CONFER), Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), Justicia y Paz, Juventud Estudiante Católica (JEC), Juventud Obrera Cristiana (JOC) y Cáritas, se han propuesto dar a conocer su labor especialmente entre las personas jóvenes, reforzar el diálogo y la colaboración con otras entidades sociales y eclesiales con las que comparten objetivos y fortalecer la vinculación con el ministerio pastoral, no solo para que los obispos puedan profundizar su cercanía al mundo del trabajo, sino también para recoger su análisis y reflexión sobre los cambios en las relaciones laborales actuales.

El grueso de las actividades, especialmente, las destinadas a aumentar la sensibilización y trasladar su mensaje a la opinión pública y la comunidad cristiana en general, se concentran en un puñado de fechas claves, como el Día de la Mujer Trabajadora, 8 de marzo, el Día de la Seguridad y Salud en el Trabajo, 28 de abril, el Día de las Personas Trabajadoras, 1º de Mayo, y la Jornada Mundial por el Trabajo Decente, 7 de octubre.

Reflexión

Se cumplen 10 años de la reunión celebrada en abril de 2014, entre entidades de inspiración católica, la Santa Sede y la Organización Internacional del Trabajo (OIT). En la declaración y desarrollo de esta cita, está la génesis de la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente.

También La Pastoral Obrera de toda la Iglesia (POTI), el documento aprobado por los obispos que impulsó la Pastoral del Trabajo llega en este 2024 a sus 30 años de recorrido. Estas dos conmemoraciones llevan a ITD a querer revisar el camino trazado, replantearse los cambios y desafíos del mundo del trabajo y redefinir sus prioridades.

Es cierto que «el trabajo decente» configura el objetivo 8 de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, que recoge la promoción del «crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos», que reúne metas sociales, económicas y medioambientales.

El papa Francisco nos recuerda que la prioridad es «asegurar un trabajo decente que permita a todos y a todas, la posibilidad de hacer brotar las semillas que Dios ha puesto en cada uno, sus capacidades, su iniciativa, sus fuerzas. Esa es la mejor ayuda para un pobre, el mejor camino hacia una existencia digna».

Los obispos españoles han asumido el reto de acompañar al mundo del trabajo, especialmente a las personas que sufren la siniestralidad laboral, la precariedad o el desempleo. Una sociedad humana y fraterna requiere que el trabajo sea humano, no una mercancía, expresión de dignidad y camino de realización.

Para que se haga realidad, hace falta conocer la situación de las personas sufren el desempleo, la precariedad, la degradación de condiciones, la mercantilización y construir alternativas en el seno de la Iglesia y, conjuntamente, con la sociedad civil más consciente, para humanizar las relaciones laborales y transitar hacia el paradigma de los cuidados.

El magisterio social de la Iglesia enuncia entre los derechos de los trabajadores una remuneración del trabajo que permita a la persona y a su familia una vida digna en el plano material, social, cultural y espiritual, teniendo presentes el puesto de trabajo y la productividad de cada uno, así como las condiciones de la empresa y el bien común (Compendio de la DSI, 302).