Yolanda Fernández: Sembrando semillas de buena noticia

Mª Yolanda Fernández es militante de la HOAC y está casada con Chema, también militante. Juntos tienen dos hijas, Marta y Clara, de las cuales la menor sigue viviendo con ellos en un barrio obrero de Sevilla, en el distrito de Macarena. Es trabajadora social y desarrolla su labor como interina para la Junta de Andalucía en un pueblo de Córdoba, Palma del Río, donde tiene contacto con personas vulnerables.

Ahora está acompañando un equipo de iniciación con cinco personas en Sevilla, tarea que ya hizo anteriormente con otro equipo en Palma del Río (Córdoba). Confiesa que «cuando me lo propusieron, tuve mis dudas, por problemas de salud en mi familia, pero cuando hacía oración, me lo planteaba». Finalmente, la responsable diocesana de Formación contó con ella y con otra compañera de su equipo para empezar el acompañamiento en septiembre de 2023.

Cuando piensa en el valor de esta tarea, lo tiene muy claro: «es importante que la HOAC crezca y se rejuvenezca, poder contagiar a otros esta experiencia de Jesucristo en el mundo del trabajo. Es una vocación muy importante en la Iglesia, aunque sea minoritaria».

Reconoce que no es posible tener un día fijo de reunión semanal, ya que las circunstancias personales como tener un trabajo inestable o precario suponen una dificultad para ello. Sin embargo, sigue adelante porque «siento que es un servicio a la Iglesia y a la HOAC, sabiendo que solo podemos sembrar y es Dios mismo quien hará crecer las semillas».

Ya en el anterior equipo de iniciación pudo ver los resultados de la formación, cuando las personas superaron una fe muy intimista para asumir un compromiso social en su entorno, madurar su fe y vivir mejor los sacramentos. «Veo que nos hicimos prójimos. Yo vi muchos frutos, poco a poco».

Para ella, las claves de la iniciación son la sensibilidad y la escucha, «porque la gente tiene muchos problemas y está muy sola y desconectada», así como una necesaria flexibilidad en los horarios y contenidos. «Aceptar a la gente tal y como es y atrevernos a ofrecerlo a los demás; no tener prisas ni agobiar, mucho contacto personal y actividades lúdicas» son las herramientas para plantar la semilla del Evangelio en el mundo actual.