¿La fe es la fe y el negocio es el negocio?

Trabaja en una empresa en Cox (Alicante) dedicada al envasado y exportación de productos hortofrutícolas. Cotiza una media de 19 jornadas al mes a seis horas al día. 

En realidad, hace 10 horas al día, también en fines de semana y festivos, que cobra como un día normal. No le pagan vacaciones en verano, al ser fija-discontinua.

A pesar de que ni ella ni sus compañeras pisan el campo, la empresa ha pasado a la plantilla al régimen especial agrícola, para pagarles menos. Si se descuidan, les quitan dinero al contabilizar menos horas de las realizadas, algo que intentan descaradamente con las trabajadoras inmigrantes.

Ella se lamenta de que, en un futuro, ya no muy lejano, le va a quedar una mísera pensión. Se siente triste, humillada, impotente, injustamente tratada en su trabajo.
Lo peor es que no es un caso aislado que se vive en algunos ambientes como algo normal, «es lo que hay», además de miedo. No suele haber sindicatos y cuando hay comité de empresa parece estar bajo las órdenes de las empresas.

Incluso empresarios que se consideran católicos practicantes llegan a caer en este tipo de prácticas. A menudo, dicen, una cosa es el negocio y otra la fe. No consideran que pisotear la dignidad de una persona trabajadora sea pisotear la dignidad del mismo Dios.

Discernimiento

La fe está íntimamente ligada a la vida, también a los negocios. En el Nuevo Testamento se dice: «El jornal de los braceros que segaron vuestros campos, defraudado por vosotros, está clamando, y los gritos de los segadores han llegado a los oídos del Señor de los ejércitos. (…) Condenasteis y asesinasteis al inocente: ¿no se os va a enfrentar Dios?».

La Doctrina Social de la Iglesia aclara que «la remuneración es el instrumento más importante para practicar la justicia en las relaciones laborales. El salario justo es el fruto legítimo del trabajo; comete una grave injusticia quien lo niega o no lo da a su debido tiempo y en la justa proporción al trabajo realizado».

Actúa y transforma

¿Cómo puedes colaborar para que se entienda que la fe también abarca a la vida económica?

¿Qué puedes hacer para que crezca la conciencia entre las personas católicas dedicadas a los negocios de que el primer bien a salvaguardar es siempre la dignidad de la persona en el trabajo?

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