Teresa Jiménez Zamoranodiciembre 2021diciembre 2021

¡Por caridad… política!

Llevan años en la militancia obrera cristiana, pero siempre las víctimas son capaces de sorprenderlos y conmoverlos. Cuando esa joven mujer viuda tomó la palabra públicamente y habló de cómo hacía tres meses que su marido salió de casa a ganarse la vida y no volvió, entendieron por qué era tan importante su compromiso. ¡Es tanto el dolor y el sufrimiento que se vive en el seno del mundo del trabajo! Su oración a Jesús Obrero, sus planes de formación cristiana, su vida eclesial encarnada en la realidad obrera… han ido configurando en ellos un quehacer que es expresión de la Caridad, del Amor de Dios. Es más, han sido conscientes de que ese Amor o es también político o no es nada. Lo viven día a día en el acompañamiento de las víctimas de la siniestralidad y la enfermedad laboral y de sus familias; en la necesidad de generar una nueva cultura ante esta dramática situación; en llegar a las administraciones, los sindicatos, los empresarios, los partidos políticos… para que la salud en el trabajo sea una prioridad política; y en alumbrar iniciativas alternativas de trabajo y vida que respeten la dignidad e integridad de los hombres y mujeres del trabajo. Es desde ahí, desde donde rezan su compromiso cristiano. Saben que el grito de aquella mujer, en un día de noviembre, atravesó las nubes hasta alcanzar al Dios de los pobres (Eclo 35, 17-18).

Ora et labora

A veces escuchamos a Dios en el grito desgarrado de alguien que nos rodea. Él, el Dios de la Justicia, es alcanzado por el lamento de los oprimidos. ¿Y tú? Escuchar a Dios nos puede ayudar a sentir los lamentos de las personas empobrecidas y prestar atención a ellas nos hace entender mejor lo que el silencio de Dios nos grita. No hay peor sordera que la de no querer oír. Deja un momento tu ruidoso ir y venir, escucha. Lee de nuevo el texto. Óralo. Varios militantes obreros cristianos, sensibles al clamor de las víctimas por accidentes y enfermedades laborales, desarrollan un compromiso por amor, por amor político. Es la vida de las personas lo que está en el centro de su acción. No solo acompañan el sufrimiento de las víctimas sino que, junto a ellas, intentan transformar las causas que lo originan. En ese acompañamiento, las mismas víctimas recuperan parte de su vida, transforman su dolor en lucha por la justicia y el sinsentido de la muerte, la discapacidad o la enfermedad se llena de sentido por defender la vida de otras personas. Esa es la caridad a la que Dios nos llama, a la caridad política que une amor y justicia.