Dicen que la clase obrera desapareció cuando llegó la sociedad del ocio y el «consumo sin». Sin obreros, dejaron de existir los barrios donde vivíamos y aparecieron «las barriadas marginales», plagadas, dicen, de pobres subsidiados, enemigos del trabajo y expertos en reproducir la pobreza subsidiada.
En la sociedad del ocio y del «consumo sin» no nos dimos cuenta de que la expansión del «consumo sin» exigía la expansión de los «productos sin», y esperando su aparición los encontramos mirándonos al espejo: personas trabajadoras habíamos sido convertidas en «productos sin»: sin trabajo, sin contrato, sin derechos, sin vivienda, sin familia, sin hijos, sin protección, sin futuro… Muchos terminaron en las barriadas marginales viviendo no como pobres subsidiados, sino como obreros y obreras parados-precarios o autónomos fracasados, que viene a ser lo mismo.
La mayoría contamos nuestra situación preguntando: ¿para qué sirven los servicios de empleo?, ¿dónde puedo encontrar trabajo?, ¿qué es un ERTE?, ¿cómo es tan complicadísimo conseguir la renta mínima o el ingreso mínimo vital?, ¿conocéis a alguien que lo cobre?, ¿por qué nos cortan la luz casi todos los días?, ¿cómo conseguir que te atiendan los servicios sociales?, ¿cómo obtener cita telefónica en el centro de salud?, ¿puedo hablar con alguien que no sea un contestador automático?, ¿cómo pago alquiler, luz, agua, teléfono y alimentos para la familia?, ¿qué podemos hacer cuando se avería el ascensor si nadie paga?, ¿qué hago con mis hijas metidas en los treinta y sin trabajo?…
Ante esto, «podemos hacer crecer una economía de desarrollo integral de los pobres y no de asistencialismo… y resolver los problemas que nos impulsan a hacer asistencia» (papa Francisco, audiencia general 19/08/20). Este debería ser el camino de la nueva normalidad.
¡Bendito sea Dios, cuánta sabiduría!
Llévatelo y comparte
Esta sección también la tienes en documento pdf e imagen jpg para que la puedas descargar, imprimir, compartir…
Colaborador del ¡Tú!
