Los ideólogos del capitalismo siempre han defendido que la economía es amoral, no se rige por criterios de moralidad o inmoralidad sino por unas leyes propias que funcionan automáticamente y hay que respetar. La Iglesia siempre ha mantenido lo contrario. Así lo recordaba Benedicto XVI: «El sector económico no es ni éticamente neutro ni inhumano […]
Continua leyendo