
Ahora, en cambio, en Cristo Jesús y gracias a su muerte, los que antes estaban lejos, han sido acercados. Porque Cristo es nuestra paz. Él ha hecho de los dos pueblos uno solo, destruyendo el muro de enemistad que los separaba. Él ha anulado en su propia carne la ley con sus preceptos y sus normas. Él ha creado en sí mismo de los dos pueblos una nueva humanidad, restableciendo la paz (De la carta a la comunidad de Éfeso, 2,13-18).
16º Domingo TO_compressed
■ Accede a más oraciones aquí.