Celebramos la Cena de Jesús con el Evangelio de San Juan que, justamente, no cuenta la Última Cena como en los evangelios sinópticos; nos relata un hecho imponente el lavatorio de los pies en el contexto de una larga comida. Jesús hace algo impropio de un varón judío: lavar los pies, trabajo de mujeres (nada valoradas) o de esclavos o esclavas: sin embargo, es el servicio a las demás personas signo de identidad de quienes nos llamamos cristianos o cristianas.
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