
Las desigualdades sociales, las formas de esclavitud y de explotación, las pobrezas familiares a causa de la falta de trabajo o de un trabajo mal retribuido son realidades que deben encontrar escucha en nuestros ambientes eclesiales. Son formas más o menos de explotación: llamemos a las cosas por su nombre. Os exhorto a tener la mente y el corazón abiertos a los trabajadores, sobre todo si son pobres e indefensos; a dar voz a quien no tiene voz; a no preocuparos tanto por vuestros inscritos, sino a ser levadura en el tejido social del país, levadura de justicia y de solidaridad (Francisco, Discurso al Movimiento Cristiano de Trabajadores, 9 de diciembre de 2022).
4º Domingo Cuaresma