Es la Palabra hecha vida mía la que permite que mi vida siga siendo anuncio fresco del Evangelio. En el hoy en que se cumple la Escritura comienza una novedad radical que se inicia con Jesús, que se renueva continuamente en cada creyente que vive la novedad radical del Evangelio. Jesús anuncia en la sinagoga que ese tiempo es posible, que ha comenzado, que Dios lo ha ungido para llevar adelante esa misión, igual que nosotros hemos sido ungidos con la fuerza del Espíritu en nuestro bautismo para continuarla. Es el Espíritu –a cuya escucha nos ponemos– el que nos capacita para realizarla, superando miedos y dificultades; superando rutinas, cansancios y desilusiones.