El pobre cristiano es el que comunica sus propios bienes a otros que lo necesitan o los desean; y no consiste tanto en dar como en compartir. La fracción del pan es su símbolo perfecto. El espíritu de pobreza manifiesta el Amor cristiano en el compadecer (padecer con) y conduce necesariamente a anteponer las necesidades y los deseos de los que se ama a los propios deseos y a las propias necesidades (Rovirosa, OC, T.I. 145)
18º Domingo TO