Mensaje del Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos (MMTC) para el 1º de Mayo.

El sistema capitalista es, básicamente, un proyecto de destrucción que bajo los intereses de la economía especulativa provoca, año tras año, una concentración brutal de la riqueza en pocas manos: el 1% de la población posee el 82% del total del PIB mundial.

Sin embargo, no satisfecha con tal concentración de riqueza, la élite del planeta ataca a la clase trabajadora, recortando y suprimiendo derechos adquiridos a través del tiempo mediante numerosas luchas, sufrimientos, incluso a costa de sangre.

Estos ataques se realizan no solo mediante cambios en las legislaciones, sino también generando una precariedad en el trabajo, y flexibilizando el despido, lo que aumenta el ejército de desempleados en todo el mundo.

Otra práctica de destrucción, promovida por este sistema diabólico, es reducir el poder del gobierno, disminuir las inversiones en la protección social, la sanidad y la educación; eliminar políticas públicas de inserción y de reparto de las rentas, y desmantelar programas sociales, que conduce a la marginalidad y a la pobreza extrema de millones de seres humanos en los cinco continentes.

Así, el Estado, institución que, en una democracia moderna, debe estar al servicio de todos los seres humanos, sin distinción, se hace un instrumento al servicio de los privilegios de una minoría que se apropia, a través de los tiempos, de los recursos naturales (las fuentes de energía: la tierra, el alimento y el agua que son herencia de Dios para toda la humanidad) de modo que todo se transforma en mercancías, en bienes, en riqueza privatizada para satisfacer el “hambre” de la élite financiera mundial e impedir la vida de los seres humanos y la creación.

Vemos también como práctica de destrucción, el ataque a los gobiernos de carácter popular, democráticamente elegidos, en particular en los países en vías de desarrollo, que acumularon, hasta finales del siglo XX, un retraso profundo económico, social y político. Contra estos gobiernos legítimos en el hemisferio meridional en este momento de la historia, se impone un nuevo orden, hipócrita, moralizante y fascista, y que es articulado por la élite económica mundial. Acoplado con las élites nacionales más conservadoras, este nuevo poder controla,mediante la corrupción, los grandes medios de comunicación y, con la connivencia de los poderes legislativo y judicial, depone gobiernos democráticamente elegidos, persigue los dirigentes políticos y provoca el regreso a regímenes y estadios que creíamos superados.

Finalmente millones de familias trabajadoras a través de los continentes son constantemente amenazadas por conflictos religiosos y políticos, forzadas por abandonar su país de origen y, dispersadas, obligadas a emigrar hacia destinos inciertos, en busca de la supervivencia, a otras tierras no siempre acogedoras.

Frente a tal calamidad, frente a tal violencia, el Movimiento Mundial de los Trabajadores Cristianos (MMTC) convoca a otros movimientos y organizaciones sociales a través del mundo, llama todas las Iglesias, todas las religiones y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, para afirmar juntos:

¡No a una economía de exclusión!

¡No a la nueva idolatría del dinero!

¡No a un dineroque gobierna en lugar de servir!

¡No a la desigualdad social qué genera la violencia!

Y gritar alto y fuerte:

¡Ningún trabajador y ninguna trabajadora sin techo, sin tierra, sin trabajo!

¡Exijamos una vida digna para toda la clase trabajadora!

(MMTC)