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Movimiento Nuevo Santuario en los Estados Unidos

27 junio 2017 | Por

Movimiento Nuevo Santuario en los Estados Unidos

Joseph Fleming* | A las pocas semanas del Gobierno de un nuevo presidente que usó un lenguaje anti-inmigrante y antimusulmán como base de su campaña electoral, cerca de 650 protagonistas de todo Estados Unidos se reunieron «en las periferias» de la pequeña ciudad de Modesto, California, para un encuentro regional del Encuentro Mundial de Movimientos Populares.

A ellos se unieron una delegación internacional de militantes de España, América Latina y el Caribe, junto con destacados líderes del Vaticano y de la Iglesia católica de los Estados Unidos.

La reunión comenzó con varias filas de asientos vacíos en la parte delantera de la sala, representando a los 25 participantes indocumentados que se sintieron obligados a quedarse en casa por miedo a ser detenidos por la seguridad en el aeropuerto, debido a un ambiente de intensificado endurecimiento de la ley de inmigración. Al final del encuentro, los organizadores presentaron un llamado a la acción, el Mensaje desde Modesto, que desafió a todos los que trabajan por la justicia para los inmigrantes a apoyar un nuevo movimiento de Santuario, una red descentralizada de refugio y apoyo, en comunidades de fe de todo el país.

El Movimiento Santuario en los EEUU nació en la década de años 80, cuando los inmigrantes centroamericanos huyeron de sus países devastados por la guerra para buscar la seguridad en los EEUU. Los activistas y comunidades religiosas crearon una red de refugio que protegía a individuos y familias de los oficiales de inmigración y los trasladaban a comunidades a través del país.

Esto se hizo en gran medida en secreto, para evitar la detección y deportación. El Movimiento Santuario ayudó a crear un nuevo nivel de empatía para los inmigrantes que contribuyó a la última gran reforma de la política de inmigración de EEUU en 1986, cuando un programa de amnistía permitió a varios millones de inmigrantes indocumentados recibir el estatus legal.

Mientras que el presidente Obama participó de forma desmesurada en la deportación de 2,5 millones de inmigrantes indocumentados durante ocho años, las amenazas del presidente Trump de deportar hasta 11 millones de inmigrantes indocumentados han creado un sentimiento aún más intenso de temor e incertidumbre dentro de la comunidad inmigrante en EEUU. Este nuevo nivel de ansiedad ha contribuido a frenar la inmigración en el país y ha llevado a algunos inmigrantes a regresar a sus países de origen debido al estrés crónico que están sintiendo.

El jefe de policía de Los Ángeles reportó una disminución del 50% en el número de crímenes denunciados en las comunidades de inmigrantes mayoritarios, una estadística preocupante que significa que los inmigrantes víctimas del crimen se ven obligados a elegir entre deportación o vivir con miedo y trauma en sus hogares y comunidades.

Los informes de noticias indican que la Administración Trump planea duplicar el número de inmigrantes que se encuentran en los centros de detención en cualquier día dado (de 34.000 a 68.000) y contratar hasta 15.000 nuevos agentes de inmigración. Todo esto, además de construir un «gran muro» en la frontera México-EEUU y esencialmente eliminar cualquier restricción a la detención y deportación de inmigrantes.

Frente a estas amenazas, un nuevo movimiento está creciendo en los Estados Unidos a partir de un compromiso para proteger a las familias de inmigrantes y refugiados de la separación y de resistir la selección de grupos excluidos y vulnerables. Iglesias, sinagogas y mezquitas se están preparando para brindar refugio a las familias de inmigrantes, mientras que otros se ofrecen para proporcionar recursos legales y financieros para apoyar esos esfuerzos. Tradicionalmente, las casas de culto han sido lugares donde los agentes de inmigración no entran, aunque no hay garantía de que la práctica vaya a seguir así.

En esta época, sin embargo, muchas comunidades de fe están declarándose santuario públicamente como un acto de resistencia. De esta manera, están desafiando directamente la lógica e interrumpiendo la mecánica de la deportación y usando la cobertura de los medios para poner una cara humana en la historia de la persecución de inmigrantes.

Al combinar este trabajo con la presión a los funcionarios regionales de inmigración para que ejerzan su poder de otorgar clemencia, el objetivo es ganar la libertad en casos individuales, mientras se construye un amplio movimiento para transformar todo el sistema de inmigración.

Hemos comenzado a ampliar el significado de «santuario» para incluir una amplia gama de actividades que los protagonistas y sus aliados están organizando para apoyar a los inmigrantes y empujar hacia atrás los discursos del odio: las organizaciones de base están proporcionando miles de talleres a través del país para informar a inmigrantes de sus derechos como residentes indocumentados.

Otros están organizando equipos para acompañar a los inmigrantes indocumentados, que están siendo monitoreados por los agentes de inmigración a sus reuniones regulares de control, para proporcionar apoyo moral y político. Otros se están organizando para identificar dónde están ocurriendo las redadas de inmigración y advertir a los miembros de la comunidad, para que se mantengan retirados y para que aparezcan y apoyen a familias que han tenido un ser querido retenido. Y otros se están organizando para asegurar nuevas políticas a nivel local y estatal, que evite que los departamentos de la policía local y las cárceles se coordinen con la aplicación de las leyes de inmigración, para identificar y detener a los inmigrantes indocumentados por delitos menores.

Para dar un ejemplo, en la ciudad de San Francisco, los organizadores han creado una red de 43 comunidades de fe que están coordinando actividades para ofrecer apoyo a la comunidad inmigrante: refugio, información, servicios, alertas, y acompañamiento.

Se necesitará una red extensa con una multitud de estrategias e intervenciones para interrumpir la maquinaria de deportación que se está construyendo y expandiendo en los EEUU. Reforzando y ampliando el alcance del Movimiento Santuario y proporcionando múltiples desafíos al liderazgo autoritario y xenófobo al que nos enfrentamos, activistas de todo el país están movilizando una profunda resistencia a la exclusión de nuestros hermanos y hermanas inmigrantes y musulmanes.

El cardenal Joseph Tobin, de la arquidiócesis de Newark, acompañó recientemente a un abuelo mexicano a su reunión de control con los agentes de inmigración. El hombre y su familia tenían mucho miedo de que se le deportara pues tuvo que llevar un billete de avión a México. Debido a la presencia del cardenal, un senador y más de 50 cleros, el abuelo no fue detenido y se le concedió una suspensión de deportación por otro año.

Unos días después, el cardenal Tobin ofreció esta reflexión: «Somos el “No” a una nación que no tiene corazón, que deportaría a las personas, separándolas de sus familias y sus seres queridos simplemente porque son víctimas de un sistema roto. Deje que Dios escriba “No” a través de su trabajo de organizar… Hermanos y hermanas, tú y yo juntos somos el “No” que Dios escribe en la pared y eso es lo que hará que América vuelva a ser grande».

***

* Joseph Fleming es un organizador de la Red Nacional PICO, que está movilizando a comunidades de fe de todas las tradiciones religiosas de los Estados Unidos para resistir la retórica anti-inmigrante y antimusulmana de la Administración Trump. Participó en el III Encuentro Mundial de Movimientos Populares en diálogo con el papa Francisco.

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