Este es el primer domingo del “curso”. Quienes hemos vuelto de unos días de descanso porque hemos tenido oportunidad de tener vacaciones, hemos de acoplarnos a la realidad nuevamente; o sea, de una forma nueva. Quienes no han podido descansar, y siguen cansados, han de hacer el esfuerzo, igualmente, de retomar esta etapa superando el cansancio. A unos y a otros nos vendrá bien ver y oír. Y, sobre todo, ponernos a tiro del Señor, para que sea Él quien nos despegue los ojos, y nos abra los oídos. Él nos dispone, de nuevo, a la esperanza, a recomenzar de nuevo. No otra vez más, sino de nuevo. Es lo que nos hemos dicho en la XIII Asamblea General hace escasas semanas. Aunque vivamos experiencias de desolación, la invitación de Dios es a creer –y a crear- en el futuro y en la vida nueva. Es la actuación salvadora de Dios la que mueve nuestra esperanza: miremos, veamos, escuchemos, oigamos.