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¡Stop! Democracia en peligro

07 noviembre 2013 | Por

¡Stop! Democracia en peligro

AIZU!! NÚM. 55 (PASTORAL OBRERA DE BILBAO).- <<La crisis económica ha hecho más daño a los valores fundamentales de la democracia, que cualquier régimen totalitario en tiempos recientes>> (Joseph Stigliz)(1).

El pasado 15 de septiembre se cumplió el quinto aniversario de la caída  de Lehman Brothers, fecha que ha quedado marcada como referencia del inicio de la Gran Recensión (G.R.), la crisis. De entonces a aquí mucho se ha escrito sobre ella y sus efectos: paro (España ha sido uno de los países más afectados), desempleo juvenil que afecta a los menores de 25 años, empeoramiento de las condiciones laborales (precariedad y sueldo) de muchos de los que aún disponen de puesto de trabajo, nuevos impuestos, aumento de pobreza, recortes, etc. En algunos AIZUs anteriores hemos abordado algunos de estos temas. En este que tienes en tus manos, pretendemos alertar acerca del desmantelamiento que está soportando nuestra democracia como consecuencia de la G.R.

¿Qué está pasando con nuestra democracia representativa? Si queremos responder a esta pregunta, de una manera sencilla y  realista,  podemos  observar dos puntos: el primero, ver el control ciudadano que se ejerce sobre los políticos y las decisiones políticas; segundo, examinar lo que está pasando con los derechos sociales. Veamos, pues, a la luz de estos dos principios cómo la G.R ha contaminado a nuestra democracia.

Control ciudadano sobre los políticos y las decisiones políticas

La crisis económica está afectando a la independencia de los gobiernos, sean los que sean, a la hora de sacar adelante sus políticas sin las interferencias de los poderes económicos y las instituciones internacionales. Son tantas las limitaciones legales y materiales de los gobiernos que cada día  tienen menor capacidad para gobernar y llevar a cabo las promesas electorales por los que fueron elegidos, ya que los gobiernos han de actuar dentro de los estrechos márgenes que le dejan: Bruselas, Alemania, el FMI, los bancos centrales independientes, BM,  las instituciones supranacionales a las que deben obediencia,… y han de  responder, además, a las presiones materiales de los mercados y los poderes económicos.

Todo esto está contribuyendo, como se ha visto en las asambleas de indignados en muchas partes del mundo, constituidas en su mayoría por ciudadanos jóvenes, y en los sondeos de opinión que se están realizando estos últimos años, a una creciente desconfianza hacia el poder representativo ya que, con demasiada frecuencia, a la hora de tomar decisiones políticas sobre los problemas que nos afectan como ciudadanos, lo hacen a nuestras espaldas y, apenas, podemos ejercer control alguno sobre sus decisiones. <<Tenemos una democracia sin ciudadanos>> (Victoria Camps) (2).

En medio de este ambiente, no nos tiene que extrañar que a los principales actores políticos, Gobierno y oposición, se les considere como uno de los tres primeros problemas que tenemos en el Estado español (los otros dos son el paro y la situación económica) (3) y que la gente, cada vez que hay  elecciones,  se haga preguntas de este estilo: ¿Quién tiene más poder, el gobierno o la banca? ¿Para qué votar?…

En resumen, mientras la búsqueda de la estabilidad de precios o la del equilibrio presupuestario sean las únicas políticas aptas para tranquilizar a los mercados,  nuestra democracia estará enferma y viviremos en un <<estado de excepción económico>> (Ulrich Beck) ya que no tendremos la posibilidad de mantener un debate colectivo sobre cómo repartir el pastel, compartir la austeridad y decidir qué normas deben regir los bienes privados y cuáles los públicos. <<Seguirá habiendo libertad de opinión, más incluso que antes, si cabe, pero sin la posibilidad de que las opiniones de la gente sean criterio a seguir en la toma de decisiones políticas. (Ignacio Sánchez Cuenca)(4).

Otro aspecto de la G.R que nos debería hacer pensar, es el retroceso de los sindicatos de clase, el debilitamiento de los partidos de izquierda, y que el sustrato ideológico del proyecto socialista se vino abajo al primar la gestión de la crisis sobre cualquier otro aspecto. La crisis no ha supuesto el reforzamiento de la izquierda política o sindical, sino todo lo contrario, ya que ha aumentado el populismo(5).

¿Qué está pasando con los derechos sociales?

En nuestros días, por lo menos a nivel teórico, está aceptado que todo ciudadano debe gozar de unos derechos civiles (libertad de expresión,  religión, pensamiento,..), políticos (elegir a sus gobernantes, pertenecer a un partido, poder sindicarse,…) y también sociales o económicos (un mínimo de bienestar económico, derecho a la seguridad,…) Sin embargo, en la práctica, esta integridad del concepto de ciudadanía es la que se está haciendo trizas con motivo de la G.R.

 

NOTAS

(1). Es catedrático de Economía de la Universidad de Columbia (USA) y premio Nobel de Economía en 2001.

(2) Título de un libro de Victoria Camps. Editorial Trotta. 2010

(3) Según el sondeo de Metroscopia publicado en El País el 1 de julio de 2012, los partidos políticos y los políticos  son los que mayor desaprobación tienen. (4) Profesor de Sociología. Más democracia, menos liberalismo. Katz. 2010

(5) <<El populismo se consolida como refugio de la crisis. Los partidos extremistas avanzan en buena parte de la crisis>> El País, domingo 13 de octubre de 2013.

 

 

 

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