COMISSIO DIOCESANA DE LA GOAC DE BARCELONA-SANT FELIU. Recientemente ha fallecido nuestro amigo Miquel Molledo, militante histórico del HOAC de Girona. Queremos expresar nuestro pésame a su mujer Rosa, a toda su familia y también a la familia hoacista de Girona, de Cataluña y del resto del Estado. Ojalá esta breve reseña biográfica sirva para que los nuevos militantes hoacistas, los militantes cristianos y no cristianos comprometidos en el mundo obrero, y nuestra gente amiga conozca a quien fue esencialmente una persona buena, un obrero luchador y un cristiano comprometido en la construcción del Reino de Dios. Seguro que debe de estar disfrutando de la intimidad y de la estimación del buen Dios, padre y madre, en comunión plena con todos los santos y santas.

Miquel Molledo Abad nació al 1924 en Deba, Guipúzcoa. Su juventud quedó marcada por la represión que sufrió su padre debido a su militancia comunista y de su largo exilio en Francia. A los 20 años entró a trabajar a la RENFE y se trasladó a Girona. Como consecuencia de las visitas que Guillermo Rovirosa hizo a la ciudad el 1948, del posterior contacto personal con él y de la lectura de sus escritos, dejó su agnosticismo, empezó a leer el Evangelio y entró al HOAC.

A pesar de que fueron una decena de trabajadores de la rama de Hombres de Acción Católica, encabezados por Josep Barberà como Vocal Obrero de la diócesis, los que asistieron a la I Semana Nacional de la HOAC, celebrada el 1946 en Madrid, y los que dieron origen a la HOAC diocesana, ésta solamente se consolidó a partir de 1951 con la entrada de militantes venidos especialmente del campo ateo y agnóstico que formaron el primer núcleo organizado y estable. Este aspecto marcará el futuro talante de la HOAC de Girona.

Alrededor del primer presidente, Josep Barberà, confluyeron otros militantes, entre ellos Miquel Molledo; Paco Mera, extremeño de origen, converso, empleado a la fábrica Torras, comunista y represaliado con un largo historial militante, que el 1969 fué elegido Presidente de la HOAC general; Joan López, natural de Albacete, de familia republicana, converso, empleado de RENFE y de ideología anarquista. Ellos fueron quienes constituyeron la primera Comisión Diocesana. Miquel Molledo fué uno de sus presidentes en la década de los cincuenta. Otros compañeros de militancia fueron Sastre, Antoni Martín, Josep Darder, Fernando Aguirre, Artur Marcè, Fèlix Gassiot, Manuel Yeste, Joan Pallàs,… También formaban parte de la HOAC un grupo de mujeres, entre otras Rosa Rigau, mujer de Miquel Molledo. De familia republicana, su padre fue encarcelado y ejecutado después de la guerra. “Siempre he sido rebelde –dice Rosa-, veníamos marcados por una guerra, por unos padres,…”; también Anita Verdaguer, mujer de Paco Mera, militante del PCE durante la guerra y miembro de la resistencia. En una de las acciones clandestinas se conocieron y posteriormente se casaron.

Junto con Paco Mera, Joan López y Domingo Canamasas, Miquel Molledo impartió cursillos “apostólicos” y “nocturnos” por los barrios de la capital y por los pueblos de la provincia donde promovieron núcleos hoacistas. Visitó varias veces a los seminaristas para abrirlos a las cuestiones obreras y a los problemas de los inmigrantes e impulsó las celebraciones de los Primeros de Mayo. Debido a su actividad militante recibió repetidas presiones y amenazas por parte de la policía y de los falangistas. Convencido de que la única acción efectiva a favor del mundo obrero se tenía que hacer desde dentro del país y desde el puesto de trabajo, participó activamente en la lucha laboral y sindical. Fue elegido Jurado de empresa, en primer término, Vocal Provincial después y finalmente Vocal Nacional y Jurado Estatal de RENFE, responsabilidades que le obligaron a pasar largas estancias en la capital del Estado. En todos estos ámbitos intentó defender los intereses de los trabajadores y trabajadoras, y ser portavoz de ellos y de quienes no sabían expresarse.

A principio de los noventa, contestaba así a una entrevista realizada por nuestro compañero Emili Ferrando:

“El capitalismo toma la Doctrina Social de la Iglesia a su manera y sigue explotando tranquilamente. La DSI no existe, la tienen que aplicar principalmente los patronos y estos no lo harán nunca. Cuando les interesa dicen que dos y dos son cinco y cuando tienen que pagar dicen que dos y dos son tres. Nosotros íbamos contra el capitalismo porque explotaba a los obreros. Del comunismo cogíamos lo que veíamos de positivo pero en algunas cosas estaba superado, Rovirosa miraba mucho más lejos. Recibía Mundo Obrero que me llegaba desde Francia. Tenía claro que no teníamos que ser como las beatas que solamente van a misa a rogar, teníamos que ser hombres de acción. No íbamos a convertir directamente a la gente, hablábamos poco de religión pero dominábamos los temas de justicia social y del trabajo. El que más nos importaba era cómo ayudar  a la gente a solucionar los problemas que tenía planteados. Participamos en la huelga de los “Químicos”, especialmente Barberà que trabajaba de albañil en la fábrica. La protesta era porque la empresa obligaba a trabajar todos los domingos. Los Círculos de Estudios te traían inevitablemente al “follón”. Los problemas los vivíamos todos juntos, lo que pasaba en Torras lo sufríamos todos, igualmente en RENFE, estábamos fuertemente compenetrados. Hacíamos Revisión de Vida a fondo y mucha gente quedaba “tocada” por este estilo y acudían a la Iglesia. Todavía ahora nos lo reconocen y nos lo recuerdan algunas personas”.

Toda la HOAC y el resto de la Iglesia estamos obligados a recordar, reconocer y valorar la valía humana y la tarea apostólica de sus hijos en favor del Reino de Dios.