Una de las actividades más importantes de Amnistía Internacional (AI) es la lucha por lograr la abolición total de la pena de muerte en todo el mundo, una condena cruel e inhumana que atenta de forma extremadamente grave contra la dignidad humana. Ningún delito, por grave que sea, puede justificar la pena de muerte. No aporta nada a la sociedad, al contrario, la degrada.

AI publica anualmente un informe sobre el estado de la pena de muerte en el mundo. Los informes de los últimos años constatan que avanza decididamente la tendencia mundial contra el uso de la pena de muerte. Pero aún queda mucho camino por recorrer.

En el informe de este año se constata que en 2012 se ejecutaron 682 penas de muerte en 21 países del mundo y se dictaron 1.722 sentencias de muerte en 58 países. En estas cifras no se incluyen las ejecuciones en China, miles según AI, porque el gobierno chino mantiene estos datos en secreto.

Pese a la tendencia general contra la pena de muerte, en 2012 se ha producido un retroceso en países donde hace tiempo no se aplicaba la pena de muerte y se ha vuelto a ejecutar a personas: Gambia, India, Japón y Pakistán. Los cinco países del mundo con más ejecuciones y que representan gran parte del total de ejecuciones siguen siendo Arabia Saudí, China, Estados Unidos, Irán e Irak.