La situación en la República Democrática del Congo de nuevo se ha agravado. La capital de Kivu Norte ha sido tomado por la guerrilla supuestamente financiada por Ruanda y Uganda. Aunque el grupo armado M23 ha anunciado su retirada de Goma, la ocupación extranjera de esta parte del Congo, tan deseada por sus recursos naturales, parece ya haberse consumado definitivamente.

La organización no gubernamental Federación de Comités de Solidaridad con África Negra-Umoya ha denunciado, en relación con la reciente ofensiva del grupo armado M23 en la provincia de Kivu Norte (este), que las riquezas naturales de la República Democrática del Congo (RDC) siguen siendo una “maldición para su pueblo” y ha acusado a las “grandes potencias” de ignorar “el genocidio más grande de África y quizás de la Humanidad”.

El pasado 19 de octubre tres religiosos asuncionistas del Congo fueron secuestrados en la casa parroquial de Mbau, población del Kivu Norte donde desde hace ya años operan grupos armados y todo apunta que siguen en manos de los rebeldes.

Para la Fundación Sur, “lo que está ocurriendo en Goma, capital del Kivu norte, al este de la República Democrática del Congo, grita al cielo como terrorismo de estados y como hipocresía internacional. Desde 1995, Ruanda ha controlado el este de la R.D. del Congo, para aprovecharse de sus enormes riquezas naturales y minerales, bajo la excusa de perseguir a los enemigos de su propio país.