En los últimos años Apple, la empresa fabricante entre otros aparatos electrónicos del Ipad y del Iphone, se ha convertido en una de las empresas más poderosas y ricas del mundo. Apple tiene una gran red de suministradores en China, en la que se ocupa una gran cantidad de trabajadores. Solo en las fábricas de su proveedor Foxconn más de un millón de trabajadores y trabajadoras.

Hace unas semanas la policía china reprimió brutalmente a los trabajadores que protestaban por el hecho de que Apple haya decidido dejar de montar el Iphone en algunas fábricas chinas y trasladar la producción a Vietnam y Tailandia porque, según dice, en China encuentra «políticas fiscales poco favorables» y «una mano de obra cada vez más cara».

Lo cierto es que las condiciones de trabajo en sus fábricas son aterradoras, auténticamente infrahumanas, y que la conflictividad laboral crece a pesar de la represión y de la permisividad de las autoridades chinas con las prácticas de brutal explotación de los trabajadores. Sencillamente, Apple lo que quiere es esclavos. Como ha denunciado un directivo de Apple en fábricas chinas, que por lo visto se preocupaba «demasiado» por los trabajadores y fue despedido, «a Apple nunca le ha preocupado otra cosa que reducir los costes de fabricación; el bienestar de los trabajadores no tiene nada que ver con sus intereses y preocupaciones».