“25 DE NOVIEMBRE DÍA INTERNACIONAL CONTRA LA VIOLENCIA DE GÉNERO”. Son 41 las mujeres que, en lo que va de 2012, han sido asesinadas por violencia de género en el Estado Español, 11 de ellas en Cataluña. Son 359 las denuncias que se presentan diariamente.
Hace falta ir a la raíz y hablar claramente de ideología fruto de una sociedad patriarcal más que de patología, y hace falta ver su extensión en todas las culturas. Es una invisible pero férrea cadena de violencia que afecta las relaciones entre mujeres y hombres. Tiene múltiples rostros, se reproduce y perpetúa en la familia, en las relaciones afectivas y sexuales, en el trabajo, en los medios de comunicación y en viejas costumbres muy arraigadas. Son palabras, miradas, imágenes, situaciones, actitudes y conductas cotidianas que sitúan la mujer en inferioridad de condiciones, la creen vulnerable y reprensible. Igualmente las políticas de recortes de derechos sociales y laborales se convierten en violencia institucional al hacer cada vez más difícil el sostenimiento de nuestras vidas y nuestras familias. En esta situación de crisis la atención a la infancia, a las personas dependientes y a las personas ancianas recae mayoritariamente sobre las mujeres, cada vez con menos recursos. ¿Por qué no rompemos ya esta cadena?
Hace falta revolucionar conciencias:
• Instaurar unos valores basados en la equidad, el amor, el respeto mutuo, el equilibrio en el poder y la responsabilidad compartida.
• Aprender a resolver las diferencias y los conflictos a través del diálogo, la comprensión y la tolerancia.
• Luchar por la justicia y los derechos sociales y laborales.
• Apoyarnos las mujeres entre nosotras para empoderarnos física y psicológicamente, romper complejos y tabúes, acabar con el rol de víctima y las respuestas aprendidas.
La crisis aumenta de nuevo la dependencia y el miedo de la mujer y bajan las denuncias. Reclamamos que no se recorte la financiación en ningún ámbito (municipal, autonómico y estatal) para potenciar los recursos ya existentes, centros especializados, formación de profesionales que han de atender las demandas de ayuda (económica, psicológica, legal, etc.) de las mujeres maltratadas, así como que se creen centros de orientación y rehabilitación para reconducir las conductas agresivas que tanto mal están haciendo a las mujeres en particular, a las familias, a los propios agresores y a toda la sociedad en general.
Nosotras, como cristianas, manifestamos que el hombre y la mujer son iguales en dignidad; reivindicamos la necesidad de redefinir la masculinidad y la feminidad desde otros parámetros distintos a los actuales, y caminar hacia una cultura que promueva aquellos otros valores. Unimos nuestros esfuerzos a los de todas aquellas personas y colectivos que trabajan para erradicar la violencia de género, en especial al movimiento de mujeres. Sólo reuniendo voluntades será posible una sociedad cada vez más humana y más justa, en la cual impere la paz y el amor.
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