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El Obispo de Jaén sobre el 1º de Mayo

28 abril 2012 | Por

El Obispo de Jaén sobre el 1º de Mayo

MONS. RAMÓN DEL HOYO 1. La fecha del 1º de Mayo va inseparablemente unida al mundo del trabajo. La Iglesia mira con especial simpatía y cercanía a este inmenso mundo para unirse a sus justas y legítimas exigencias de los trabajadores y para denunciar las injusticias existentes, a favor de un orden social más justo, solidario y cristiano.

Unimos a esta jornada anual la Fiesta de San José Obrero para invocar la ayuda del Carpintero de Nazaret a favor de tantos trabajadores en paro y a miles de jóvenes que no encuentran un empleo para orientar su futuro. Son demasiados sufrimientos callados y hasta angustiosos por la pérdida de ingresos, inquietud de futuro, insuficiencia de medios para atender a las necesidades más perentorias de sus familias, su marginación al sentirse abandonados por la sociedad, y tantos dramas personales y familiares.

2. Es buena fecha para recordar algunos de los principios fundamentales de la doctrina social de la Iglesia, especialmente por los cristianos, como son:

– Hacer valer la dignidad de toda persona humana por el hecho de serlo y con independencia de lo que tenga o valga. El hombre vale más por lo que es que por lo que tiene o produce.

– Recordar que los bienes de este mundo están originariamente destinados a todos los hombres. Ciertamente el derecho a la propiedad privada es válido y necesario pero, con palabras del Papa Juan Pablo II, sobre la propiedad privada grava ”una hipoteca social”, es decir, este derecho se funda y justifica precisamente sobre el destino universal de los bienes.

– No olvidemos tampoco las condiciones laborales, más de una vez discriminatorias y hasta contrarias al querer de Dios, de las mujeres trabajadoras en edad de ser madres o por el hecho de ser mujer. Su dignidad es idéntica a la del varón y nada les puede impedir o dificultar para cumplir con su derecho de transmitir la vida.

– Destacar el trato preferencial que debemos dar a los pobres, parados y otras personas necesitadas. Debería irritarnos a todos cualquier trato injusto al que se vean sometidos colectivos de inmigrantes y de quienes buscan trabajo, sea como sea, con sueldos miserables, horarios inhumanos, contratos basura, su no inclusión en la Seguridad Social…

Ellos suelen ser quienes, de forma habitual o frecuente, acuden a las Cáritas y a otras instituciones benéficas de la organización caritativa de la Iglesia para pedir ayudas en sus necesidades más perentorias. Gracias a tantos benefactores, que cuando más arrecia la crisis, más recursos brotan de sus corazones generosos. Cuando están cerrando las puertas a las propias Cáritas instituciones públicas, incluso haciendo caso omiso de compromisos adquiridos previamente, la caridad organizada de los cristianos nunca se va a cerrar.

3. Destaquemos también a tantos trabajadores y empresarios que de forma ejemplar viven con espíritu solidario y cristiano su vocación, de forma noble y honrada.

Es jornada para pensar todos en la dignidad del trabajo y en las consecuencias de quienes carecen de él. Proclamemos fuerte y muy alto que el trabajo es un derecho del hombre y que los poderes públicos deben buscar, por todos los medios a su alcance, crear las condiciones adecuadas, principalmente para los jóvenes, que hagan disminuir, cuanto antes, la lacra del desempleo entre nosotros, cortando de raíz egoísmos insolidarios y ofreciendo facilidades para el trabajo de todos.

Animamos a la Pastoral obrera, en su inquietud y apoyo al mundo del trabajo con sus nuevos retos, al tiempo que pedimos a San José bendiga a todos los trabajadores en su Fiesta.

 

Con mi saludo en el Señor.

+ Ramón del Hoyo López

Obispo de Jaén

 

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