Un informe de la Confederación Sindical Internacional (CSI) denuncia que en Camboya se incumplen sistemáticamente las normas internacionales del trabajo, sobre todo en lo que se refiere a derechos sindicales, trabajo infantil y trabajo forzoso.

La legislación de este país asiático establece muchas restricciones a los derechos de sindicación, negociación colectiva y de huelga. Muchos trabajadores están privados en la práctica de estos derechos. Además, en Camboya reina un clima de violencia e intimidación contra los sindicalistas que ha debilitado mucho los derechos de los trabajadores y trabajadoras.

Más de 1,4 millones de niños trabajan, muchos de ellos en ocupaciones peligrosas en la agricultura (sobre todo en plantaciones), la construcción, los hornos de ladrillos, la producción de sal, la pesca y el servicio doméstico.

Mujeres, minorías étnicas y discapacitados son víctimas de graves discriminaciones en el empleo. Los pueblos indígenas están perdiendo el acceso a las tierras y a su trabajo por la expansión de las plantaciones de azúcar y caucho.

Está muy extendido el trabajo forzoso de trabajadores inmigrantes, reclutados por agencias privadas de colocación, que sufren un grave maltrato, en no pocas ocasiones con la connivencia de las autoridades políticas.