Es una Campaña que se realiza en Brasil desde hace 17 años, impulsada, entre otros, por la Pastoral Social de la Conferencia Nacional de Obispos del Brasil, la Comisión Pastoral de la Tierra y Cáritas. La campaña 2011, entre otras cosas, destaca:

Que el salario mínimo debería ser cuatro veces mayor para atender las necesidades básicas de una familia de cuatro miembros.

Que, aún reconociendo la importancia de las políticas sociales del gobierno, es necesario impulsar una mejor distribución de la renta a través de salarios justos.

Que la población extremadamente pobre en Brasil aún es de 16 millones de personas. El 51% de ellas tienen menos de 19 años y el 40% menos de 14. Es un desafío fundamental liberar a esos niños y jóvenes de su situación.

Que uno de los factores que impiden al gobierno dedicar más inversiones a las políticas sociales, la educación y la salud públicas es la deuda (en 2010 se dedicó el 44,93% del presupuesto general a intereses y amortización de la deuda). Buena parte de esa deuda es fruto de la especulación financiera. Es necesario replantear en profundidad el pago de la deuda.

Que es esencial llevar a cabo una profunda reforma agraria, para erradicar la miseria en el campo y parar la destrucción de los bosques y la Amazonía por la avaricia desenfrenada de los latifundios y el agronegocio. Actualmente en Brasil existen 62.000 propiedades rurales improductivas (228,5 millones de hectáreas), con un incremento del 70% de superficie respecto a 2003.

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