Equipo Renacer, Cabra (Córdoba)

Por estas fechas de cualquier año, da igual, porque historias como ésta, se repiten cada año al comienzo de la campaña de la aceituna.

A mediados de noviembre, en Caritas se presentan dos chavales rumanos, acompañados de una compatriota, que les servía de intérprete. Ella los tenía acogidos en su casa, pero donde vivía no podían quedarse porque era propiedad del patrón con quien ella trabajaba y tenía el cupo hecho. Ellos pedían comida y algún dinero para poder viajar a los pueblos cercanos donde había empezado la campaña de aceitunas a ver si encontraban trabajo, ya que no tenían dinero, se lo dieron todo al enlace que los trajo de Rumanía, con promesa de trabajo y al llegar, los abandonó y no le vieron el pelo.

Hubo un seguimiento de Caritas, se les dio comida y a la semana siguiente, se les pagó una semana de pensión, comida en el comedor social de Caritas y desayunos en un bar. Se puso la situación en conocimiento de la Asociación de Inmigrantes “Entre Culturas”, la cual les buscó una vivienda, les puso en contacto con compatriotas, que les sirvieron de enlaces y traductores. Les buscaron trabajo (tarea muy difícil en la situación que atravesamos). Alguna Cofradía, también colaboró hasta que se pudieron instalar por su cuenta.

Como conocían a poca gente, cuando llegó la Navidad, la pasaron en compañía del Presidente de la Asociación de Inmigrantes y su familia, ambos militantes de la HOAC. Pasaron su temporada de aceitunas y se fueron, uno de ellos con algunos fondos, otro con muchos detalles para su familia. Se despidieron de las personas, que por casualidad de la vida, para algunas y por obra del Padre para otras, les encaminaron para poder salir de la penosa situación que atravesaban.