Mujeres migrantes que juntas pueden

En la parroquia San José Obrero, del barrio logroñés de Ballesteros, hemos puesto en marcha un espacio para mujeres migrantes bajo el lema «Solas nos cansamos, juntas nos animamos». 

En Venezuela, tenía mi labor social en los círculos femeninos populares y en la Asociación de Planificación Familiar (ALAPLAF). Cuando llegué a Logroño, hace cinco años, conocí a gente de la HOAC, enseguida me identifiqué con su dinamismo y compromiso. Han reforzado mi vida espiritual y alentado mi lucha por los más desposeídos.

Como militante, buscaba cómo aterrizar mi propio proyecto personal y pensé en realizar un trabajo comunitario con mujeres migrantes, como yo misma. Hablé con el párroco de San José Obrero, José Miguel Gil, que también pertenece a la Delegación de Migraciones, y decidimos emprender este proyecto junto a otra compañera, que pretende contribuir a la formación cristiana y fomentar la solidaridad para afrontar los retos de la realidad de las personas migrantes que buscan pilares en los que descansar y paños de lágrimas en los que confiar, a partir de la escucha. Aunque muchas mujeres no han continuado, debido a cambios de domicilio, de horarios o de trabajo, somos unas doce las que nos reunimos con cierta asiduidad.

Se trata de enriquecer la vida espiritual y aprender un oficio para la vida. Se han puesto en marcha talleres de manualidades para acompañar y disfrutar de lo que hacen las manos creadoras.

En Navidad, se montará una exposición, la primera, donde poner a la venta las muñecas que hemos confeccionado. Pero también las mujeres participan en los círculos de silencio para sensibilizar a la sociedad sobre la realidad migratoria, en la vigilia por el Día Mundial del Emigrante y el Refugiado y son parte activa de la Comisión Pastoral Diocesana de Migraciones en Logroño.

Discernimiento

«La presencia de los migrantes y los refugiados representa un enorme reto, pero también una oportunidad de crecimiento cultural y espiritual para todos. Gracias a ellos tenemos la oportunidad de conocer mejor el mundo y la belleza de su diversidad. Podemos madurar en humanidad y construir juntos un “nosotros” más grande. En la disponibilidad recíproca se generan espacios de confrontación fecunda entre visiones y tradiciones diferentes, que abren la mente a perspectivas nuevas». Papa Francisco, Mensaje para la 108 Jornada Mundial del Migrante y Refugiado, 2002.

Actúa y transforma

¿Qué podemos hacer para mejorar la acogida, la protección, la promoción y la integración de las personas migrantes en las comunidades cristianas, el barrio y demás ámbitos en los que nos movemos?

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