Tiempo de la Creación

Es el tiempo de escuchar la voz desgarrada de la Creación. De sentir el grito de la Tierra esquilmada y maltratada, y la queja doliente de los empobrecidos que sufren de primera mano los efectos de la destrucción de nuestra casa común. Dios, que escucha estos lamentos, la llama y la envía a liberar su Creación y su Pueblo. Ella, militante jocista, siente esa llamada. Sabe que es su tiempo. En su juventud experimenta que no puede vivir su fe al margen de la injusticia. En su equipo de JOC, a través de la revisión de vida, son sensibles a ese dolor, escuchan la Palabra de Dios, se conmueven y, humildemente, se comprometen ante el sufrimiento presente y futuro. Ella, junto a otras personas, quiere recuperar y devolver la voz silenciada a esa Tierra y a ese Pueblo descartado. Hay tantos intereses y tanta sinrazón. Ella, por su profesión, bióloga, y su militancia en Ecologistas en Acción, sabe que la Tierra y los empobrecidos no pueden esperar. Las respuestas no pueden ser individuales. O nos salvamos todos o no se salva nadie. Percibe que este es el tiempo ineludible de la Iglesia para iluminar, junto a otras confesiones y grupos sociales, tanta oscuridad impuesta. Es tiempo de oración, de sensibilización y de acción transformadora. Es el tiempo de la Creación.

Ora et labora

Párate a escuchar, en clima de oración, el grito desgarrado de la Creación y la queja doliente de las personas empobrecidas. No podemos pasar de largo. Nos va la vida en ello. Hoy Dios se sigue haciendo presente. Una zarza ardiente nos sigue interpelando y llamando por nuestro nombre. «La prevalencia de incendios no naturales es un signo de los efectos devastadores que el cambio climático tiene sobre los sectores más vulnerables de nuestro planeta. La codicia humana, la desertificación y el mal uso de la tierra provocan la desintegración de los ecosistemas, la destrucción de los hábitats y la pérdida de medios de vida y especies a un ritmo alarmante. La creación grita mientras los bosques crujen, los animales huyen y las personas se ven obligadas a emigrar por el fuego de la injusticia que hemos provocado. Por el contrario, el fuego que llamó a Moisés mientras cuidaba el rebaño en el monte Horeb no consumió ni destruyó la zarza. Era una llama del Espíritu que revelaba la presencia vital de Dios. Este fuego sagrado afirmaba que Dios escuchaba los gritos de todas las personas que sufrían y prometía estar con nosotros y nosotras si seguíamos con fidelidad todo proceso de liberación de la injusticia. Durante el Tiempo de la Creación, este símbolo nos llama a escuchar la voz de la creación, y a responder fielmente mediante la adoración, el arrepentimiento y la acción». Ese es nuestro reto, tu reto. 

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