Enséñanos a luchar por el trabajo

Aunque la iniciativa de Iglesia por el Trabajo Decente (ITD) tiene ocho años de vida, en la diócesis de Huelva aún nos sentimos en los primeros pasos.

Nos estamos adaptando poco a poco a esta forma de funcionar de forma coordinada y desde todo aquello que nos une y siempre pensando en el bien común.

Las entidades que componemos ITD somos Cáritas, CONFER, HOAC y el Secretariado de Migraciones, aunque esperamos que, a través del trabajo de información y sensibilización, cada vez sean más las realidades eclesiales incorporadas.

La conciencia que todas estas entidades tenemos de la centralidad que tiene el trabajo en la vida de las personas y de la necesidad de que este se desarrolle en buenas condiciones para que todas las personas podamos vivir con la dignidad que merecemos, unida a muchas realidades de precariedad laboral que vivimos, lo que nos anima a seguir creando conciencia al interior de nuestra Iglesia, incidiendo en la transversalidad que tiene el trabajo en las diferentes pastorales y revisando nuestras prácticas personales e institucionales en la gestión de los empleos que generamos y el tipo o modelos de empresas que tenemos.

También hacemos el mismo llamamiento a nuestra sociedad, todos los ciudadanos tenemos una responsabilidad personal a la hora de permitir o no un trabajo decente, la administración tiene una responsabilidad ante todos los ciudadanos, sobre todo, los más vulnerables. Es fundamental exigir unas políticas que garanticen el trabajo decente para todas las personas sin excepción.

En nuestra provincia encontramos a muchas personas trabajadoras en situaciones sangrantes. Además del número de las que no pueden acceder al mercado de trabajo, están las que, dedicándose a tareas esenciales para la vida, tienen las peores condiciones de trabajo, impidiendo el desarrollo integral de sus propias vidas.

Las empleadas de hogar y las cuidadoras de nuestros mayores y niños, las jornaleras y jornaleros del campo, las personas trabajadoras del sector del turismo, camareras de piso, de bares y de restaurantes… Lo grave es el nivel de deshumanización de las instituciones y de la política, la situación vital en la que mantenemos a miles de personas trabajadoras migrantes del campo, malviviendo en los asentamientos chabolistas.

El trabajo de ITD es la concreción en el aquí y ahora de la oración del papa Francisco en el encuentro que tuvo con los trabajadores en Cagliari, 2013: «Señor, nos falta trabajo… / Ayúdanos a ayudarnos entre nosotros, / que dejemos el egoísmo y sintamos en el corazón el nosotros del pueblo que quiere ir adelante. / Señor Jesús que no nos falte el trabajo, danos trabajo y enséñanos a luchar por el trabajo». —Milagros Villamarín Casal

La siniestralidad no es mala suerte

La pérdida de vidas y de salud en el trabajo supone una de las consecuencias más graves de la precariedad. Con esta convicción hace un tiempo, la HOAC de Córdoba optó por movilizarse para defender, desde la visión cristiana del trabajo, que «¡Ni una muerte más! ¡El trabajo es para la vida!».

Cada vez que tenemos noticia de que una persona trabajadora muere en su puesto de trabajo, convocamos una concentración pública, en una zona céntrica de la ciudad, en solidaridad con sus familiares y en repulsa por las continuas pérdidas de vidas. En ocasiones, a respuesta de nuestra invitación se han sumado responsables sindicales.

El secretariado de Pastoral del Trabajo, en nombre del obispo, envía una carta con sus condolencias y disponibilidad a acompañarles durante el duelo a los familiares de las víctimas del trabajo.

Más recientemente, decidimos realizar un gesto público cada 28 de abril, Día Mundial por la Salud y Seguridad Laboral, además de promover que la Eucaristía de ese día, allí donde sea posible, se celebre en honor de las vidas pérdidas en el trabajo y por mejoras en la prevención de riesgos laborales.

Alrededor de ese día, se promueven mociones en la Diputación Provincial y en los diversos ayuntamientos cordobeses donde existen militantes de la HOAC o han tenido lugar accidentes laborales, con el fin de que las administraciones se comprometan dentro de sus competencias a luchar contras las causas de la siniestralidad. Este año, además, se han aprobado las mociones promovidas por la HOAC en los Ayuntamientos de Córdoba, Puente Genil, Cabra, Baena y Palma del Río.

Estos humildes gestos, realizados con perseverancia, van dejando huella y ganando en repercusión tanto en el interior de la Iglesia como en los medios de comunicación, en responsables públicos y empresariales.

Pero no es fácil acabar con la idea de que los accidentes son inevitables, producto de la mala suerte, en vez de la consecuencia lógica de tratar a la personas como una herramienta más. Vamos a continuar en nuestro empeño profético de denunciar las causas de las muertes y enfermedades en el trabajo y anunciar que el verdadero fin de la organización de la sociedad y la economía debe ser la persona.
—Manolo Díaz