Tierra, techo y trabajo para una vida digna

Fue el lema de la Asamblea General del Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos (MMTC) que hace unos años se celebró en Ávila.

Siempre será necesario y beneficioso para los lectores del ¡Tú! volver a él: Porque se dirige especialmente a nosotros, a nuestros amigos y a los militantes de la HOAC, porque se celebró en esa querida ciudad y, sobre todo, porque (en nueve renglones) el papa Francisco señala nuestra misión y quehacer de manera contundente en el Mensaje dirigido a los participantes a través de la Secretaría de Estado. Por esas razones necesitamos, una vez más, acercarlo a nosotros.

En sus palabras el Papa proclamó que la dignidad de la persona «está muy unida a estas realidades (se refiere a la tierra, techo y trabajo), que expresan esa experiencia fundamental para el ser humano que es la de sentirse arraigado en el mundo, en la familia, en la sociedad». Continúa diciendo que Jesús vivió en familia y trabajó con sus manos y termina expresando la tarea del cristiano «acercar el Evangelio al mundo del trabajo y también que la voz de los trabajadores siga resonando en el seno de la Iglesia». ¡Qué más y que menos se puede decir!

En el encuentro resonó LA PALABRA para hacernos ver que Dios no es ni sordo ni ciego y que… toma partida: «He visto la aflicción de mi pueblo (sin tierra, ni techo, ni trabajo), he oído el clamor que le arrancan los opresores y conozco sus angustias. Voy a bajar para liberarlo del poder de los egipcios» (Ex 3, 7-8). Y esta otra en la que Jesús sintió compasión de ellos, «porque estaban cansados y abatidos como ovejas sin pastor» (Mt 9, 36).

¿Tenemos motivos para que los miles y millones sin tierra, sin techo, sin trabajo puedan quedarse en tanto desamparo?

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