Ninguna persona es extranjera

Ella sabe que solo el amor nos hace prójimos. Su oración, su formación cristiana, su comunidad parroquial, su codearse cotidiano con los problemas de la gente… la hacen querer sentir, pensar y actuar como el Obrero de Nazaret. Esa es su gran pasión. Con esa fuerza vive y celebra su fe. Su cercanía y ternura la experimenta la joven marroquí que huyó de su tierra y su familia buscando labrarse un presente en nuestro país. O la mujer colombiana, pura alegría y fuego alimentado por la necesidad y la fe, con la que comparte, en su parroquia, reuniones en el equipo de pastoral obrera y en el taller sobre Jesucristo. O la mujer hondureña arraigada en España que, desde hace años y con una profunda espiritualidad, aglutina y ayuda a sus compatriotas y con la que participa en los círculos de silencio y en la delegación de migraciones. O tantas otras mujeres y hombres que, calladamente y sin descanso, acompañan en el difícil camino hacia la «tierra prometida». Ella experimenta que no puede dejar de ser prójimo de todas las personas que salen a su encuentro y de las que van quedando en la cuneta. Y es que ella sabe de buena tinta que para Dios no hay ninguna persona extranjera. 

Ora et labora

En esta ajetreada vida que llevamos, es menester parar para silenciarnos. Escuchar el silencio. Dios nos habla también a través de él. La oración es un medio privilegiado de encontrarnos con el Dios que nos habita. Sintámoslo. Y, después de unos minutos, volvamos a leer el texto. Nos presenta una mujer que es acompañamiento y ternura con otras personas que han tenido que abandonar su tierra, sus familias, sus costumbres… para simplemente vivir. Una mujer con una fe profunda que no la encierra en sí misma, sino que la lleva a recorrer con humildad la vida de las personas que salen a su encuentro o a las que halla en el camino. La proximidad no la da la cercanía del espacio, sino del amor. Así es Dios. Y así nos llama a ser. ¿Tú estás dispuesto o dispuesta a ser acompañamiento y ternura? Entre tanto ruido y mentira, ¿tú eres prójimo de los hombres y mujeres que te rodean, vengan de donde vengan? Tú, con hechos y palabras, ¿puedes afirmar que no hay personas extranjeras ni seres humanos ilegales? Ese es el reto, ese es tu compromiso.

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