La apuesta por la comunión con el mundo obrero

Hace más de un año que estamos sufriendo las consecuencias de la pandemia de la COVID-19, lo que ha provocado un cambio sustancial en nuestras vidas. Nos afecta a todos, pero está golpeando de forma muy desigual, produciendo un mayor sufrimiento a los más precarios y vulnerables, a los empobrecidos del mundo obrero y del trabajo. 

A todo ello han de añadirse las dificultades para las relaciones interpersonales y sociales que está suponiendo un impacto importante sobre las formas de organización y lucha del mundo obrero. Y también lo hace en nosotros y nosotras, sobre nuestra vida personal y comunitaria, y sobre la manera que los militantes de la HOAC nos situamos y actuamos en el mundo obrero y del trabajo.

La pandemia nos hace vivir en una situación de permanente incertidumbre. Pero, ante todo, pone de manifiesto, de forma muy rotunda, que este sistema capitalista no se aguanta.

Muestra el gran fracaso de las pretensiones de autosuficiencia individualista sobre las que se asienta en gran medida el modelo de vida que predomina en nuestra sociedad y, más si cabe, nuestra vulnerabilidad y la necesidad de hacernos responsables los unos de los otros, la necesidad radical que tenemos de comunión.
Muestra que nuestra economía y nuestro modelo social son profundamente irracionales e insostenibles desde un punto de vista humano. Esta realidad nos pide reafirmar con rotundidad la necesidad de transformar en profundidad nuestro sistema económico, social y político.

Nos invita a comprometernos en la consecución de la justicia económica, social y política y empeñarnos en la eliminación de las desigualdades de todo tipo, que condenan a la marginación a multitud de colectivos.

Nos reafirma en la convicción de que los cambios necesarios pasan por construir una nueva manera de ser, vivir y actuar basada en la comunión.

Nos reclama dar mucha más importancia y centralidad a la cultura y las prácticas de cuidado de quienes son más vulnerables, de las condiciones de vida y trabajo de todas las personas y familias trabajadoras, y de la casa común. Y nos pide apostar decididamente por dedicar nuestros mejores esfuerzos a construir relaciones de fraternidad y solidaridad en nuestros ambientes del mundo obrero y del trabajo, frente al individualismo y la atomización social, estructurales en nuestro modelo social, que se han incrementado y acelerado en esta situación.

Es en esta realidad que estamos viviendo, en la que además de todas las consideraciones anteriores, la HOAC está inmersa en la celebración del 75 aniversario de su nacimiento. Acontecimiento que estamos celebrando como memoria agradecida de la entrega y generosidad de tantos y tantas militantes, laicos y sacerdotes que han dado lo mejor de sí para llevar el Evangelio a los ambientes obreros y defender la grandeza y dignidad de ser obrero, estando presentes en tantas luchas y conflictos en las que estaba en juego el reconocimiento de unas condiciones dignas en el trabajo y un salario digno que permitiera vivir con dignidad al obrero y su familia.

Celebrar es una dimensión constitutiva de nuestra fe: es acoger la acción de Dios en nuestra vida, para agradecidos, poder transformar nuestra vida en acción de gracias. La celebración de este aniversario no es solo mirar con gratitud al pasado, sino, también, sentirnos impulsados hacia el futuro, en la vivencia comprometida de nuestro presente.

Un presente que queremos seguir viviendo con ilusión y esperanza, poniendo de manifiesto que el modo de situarnos en la realidad, de encarnarnos en el mundo obrero y del trabajo de hoy sigue siendo 75 años después plenamente válido y actual.

Por todo ello, la realidad en la que estamos viviendo nos llama a reafirmar nuestro compromiso en la transformación de la realidad, desde nuestro ser eclesial, haciéndonos presentes en las realidades más cercanas, tanto en el trabajo como en el barrio o en la parroquia.

Nuestra presencia y cercanía con el mundo obrero y del trabajo empobrecido ha de estar presidida y realizada desde el espíritu que emana de las cuatro claves que definimos en la XIII Asamblea General:

Acompañar la vida de las personas en las nuevas circunstancias del mundo obrero y del trabajo, particularmente nuestra cercanía y el caminar juntos con las personas. Hoy se hace más necesario que nunca, acompañar y dejarnos acompañar, es el mejor antídoto contra el individualismo rampante instalado en la sociedad.

Colaborar a un cambio de mentalidad, que haga posible una nueva manera de entender y comprender la realidad, de dar un nuevo sentido a la vida personal y social, al ser humano y a su actividad, trabajo… Todo ello desde la formación y la vivencia comunitaria. Favoreciendo la amistad social y la comunión.

Colaborar al cambio de las instituciones, para que estas estén mucho más al servicio de las necesidades de las personas. Esta tarea es esencial para animar y renovar el tejido social y contribuir al cambio de mentalidad.

Colaborar a construir y dar visibilidad a experiencias alternativas en la forma de ser y trabajar. Es necesario difundir, animar, participar y extender las muchas experiencias, que aun con dificultades se van abriendo camino a lo largo y ancho de nuestra geografía.

En salida

La HOAC, movimiento de trabajadoras y trabajadores cristianos, pone en marcha un plan de trabajo para los próximos dos años, que tiene su concreción y desarrollo en las diócesis, con seis prioridades:

  1. El Quehacer Apostólico Comunitario, una manera de vivir y actuar en comunión en el mundo del trabajo, especialmente, en el más empobrecido; impulsando la Pastoral del Trabajo; desarrollando la campaña «Trabajo digno para una sociedad decente»; y en las dinámicas de la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente.
  2. El cuidado de la vida comunitaria.
  3. La formación, la espiritualidad y mística hoacista.
  4. La apertura y vinculación a más personas cristianas sensibles al trabajo.
  5. La celebración de su 75 aniversario, que culminará en noviembre de este año.
  6. Y la preparación de la XIV Asamblea General, en agosto de 2023.
Reflexiona

¿Cómo crees que ha afectado la pandemia a las relaciones laborales, a los vínculos sociales y a las aspiraciones?; ¿qué impacto ha tenido en aquellas familias y personas que ya arrastraban condiciones de vulnerabilidad y precariedad?
¿Qué consideras necesario cambiar o mejorar en tu ambiente para favorecer el encuentro especialmente con aquellas realidades que menos cuentan?
¿Qué puedes hacer personal y comunitariamente para acompañar, favorecer el cambio cultural, impulsar el cambio de las instituciones y crear y reforzar alternativas más humanas?
¿Qué podemos hacer juntos en la comunidad, asociación, parroquia o institución para ir creando vínculos de justicia social? 

Recursos

Publicaciones
Cuaderno HOAC nº20: Tendiendo Puentes, derribando muros
Cuaderno HOAC nº15: Tú puedes hacerlo posible
Cuaderno HOAC nº17: La cultura del encuentro, para un trabajo digno y una sociedad decente

«Los movimientos populares profundizan en los caminos de fraternidad y dignidad que permitan alcanzar justicia social para todos»

Experiencias del Fondo de Solidaridad Diocesano (HOAC)

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