Esencia fraterna, proyecto fecundo

El momento actual que estamos viviendo pone a prueba nuestra esencia fraterna. Una esencia con olor y sabor, que se mantiene fresca gracias a la palabra y el testimonio; que transita caminos de esperanza, pues ella misma la alimenta; que sabe de procesos y transformaciones; que vive entusiasmada por construirnos en un proyecto común.

Una esencia que solo es posible vivirla pero que, inevitablemente, nos lleva a narrarla, compartirla para que se vuelva viral; que se hace cargo de la realidad, pero no en abstracto, sino en las personas concretas, que cuida de ellas, las escucha, se acerca, las abraza, que se encuentra…

Con solo una gota de esa esencia, se obra el milagro de la comunidad, de constituirnos en un nosotros, que no ahoga las individuales, sino que las resalta porque está hecha de amor, amor sin fronteras que no pone color, ni raza, ni origen, ni ideología, pero que huele a ternura y revoluciona los planes y las previsiones.

Cada gesto cuenta, los benevolentes y los amables, los que muestran nuestro fuerte deseo del bien del prójimo, sin subterfugios ni superficialidades, sin dobleces. Los que transparentan nuestro respeto y valoración hacia la otra persona, hacia cualquier otra persona: con un saludo cuando entras al ascensor, con una sonrisa cuando una mirada fugaz se cruza mientras caminas, con un gracias a la dependienta del súper por hacer lo que hace todos los días, con un «disculpa no me había dado cuenta»…, y tantos otros detalles que el amor nos impulsa a convertir en hábitos fraternos.

Debemos, por lo tanto, huir de los localismos, porque encerrarnos en nuestros propios límites nos empequeñece, nos deforma en nuestra humanidad, nos cercena la capacidad de asombro ante la belleza y las posibilidades que nos ofrece la projimidad.

Nada, ni un minuto de nuestra existencia, debemos malgastarlo en desencuentros, ni desperdiciarlo tejiendo enredos y malos entendidos. No podemos cerrar caminos, sino abrirlos para una convivencia sana que venza a las incomprensiones y prevenga los conflictos.

En nuestras manos, y con todos nuestros sentidos, se encuentra la universalidad del cambio, la capacidad para generar relaciones humanas más libres y gratuitas, donde predomine el cuidado a nuestra fragilidad y el ideal de la fraternidad.

«Pensar y actuar en términos de comunidad» implica ser pueblo sin fronteras que abraza la diversidad porque valora la identidad cultural y busca enriquecerse en la diferencia; que no se conforma ni se instala, sino que conquista cada día el amor, la justicia y la solidaridad, con cada pequeño detalle, buscando el gran ideal, hecho carne, de la fraternidad.

Emprender este camino nos invita a establecer procesos sociales que fomenten el encuentro y el diálogo, donde intercambiar dones y experiencias como ofrendas vivas que sostenga nuestra esperanza; nos invita a que resurja una y otra vez nuestra vocación a la comunión, a establecer lazos, relaciones humanas liberadoras que incidan en la convivencia y en las estructuras sociales, recuperando la política al servicio del bien común, que busca caminos para construir comunidades, que impulsa instituciones más sanas y que ejerce la caridad.

Todo un proyecto que no puede realizarse al menos que, «busquemos a otros» y nos hagamos «cargo de la realidad que nos corresponde sin miedo al dolor o a la impotencia, porque allí está todo lo bueno que Dios ha sembrado en el corazón del ser humano».

En salida

Sin apenas haber pasado un mes, la última encíclica del papa Francisco, Fratelli tutti, ya dio sus primeros frutos. Prueba de ello es el Encuentro Mundial de Movimientos Populares que tuvo lugar el 23 de octubre (por videoconferencia). En él se han reafirmado en sus reivindicaciones de tierra, techo y trabajo, pero también han elaborado una carta que han hecho llegar al papa Francisco y a los y las participantes del encuentro de Asís, «La economía de Francisco». Dicho documento pretende «colaborar para construir y dar visibilidad a experiencias alternativas de ser y trabajar, de usufructuar los bienes de la naturaleza que no respondan a la racionalidad del dios dinero, sino a la necesidad del bien de nuestro pueblo». Sus propuestas, además de incluir las ya conocidas 3T, recogen temas como la ecología integral y bienes comunes; la democracia económica; la educación, salud, comunicación y tecnología; y la soberanía, movilidad humana y paz.

Reflexiona

Y tú, ¿cómo esparces tu esencia fraterna? ¿Qué gestos delatan tus deseos de fraternidad? Y, ¿cómo acoges los de los demás?

En tu familia, trabajo, barrio, en tu círculo de amistades… ¿cómo se construye el proyecto común? ¿Cómo os cuidáis desde la fragilidad y la precariedad?

Para construir un mundo sano, se necesita a toda persona y a todo pueblo, la diversidad cultural no implica obstáculo, sino posibilidad y reto para hacernos prójimos. Y tú, ¿participas en alguna asociación, plataforma, organización…? Si ya lo haces, ¿qué aportas para que desde lo local se edifique lo universal? Si aún no participas de ninguna, ¿a qué esperas?

Recursos

Encíclica Fratelli tutti
Fratelli tutti, sobre la fraternidad y la amistad social. Papa Francisco.
Especial Fratelli tutti en la revista Noticias Obreras.

Publicaciones
La virtud de escuchar, Guillermo Rovirosa, Obras Completas, Tomo I, pp. 63-126.
Manifiesto comunitarista, Guillermo Rovirosa, Obras Completas, Tomo II, pp. 67-89
Año de la comunidad, Guillermo Rovirosa, Obras Completas, Tomo II, pp.183-248
Ediciones HOAC

Cuaderno Cristianismo y Justicia:
Hacerse cargo, cargar y encargase de la realidad, José Laguna, núm. 172.
Vulnerables. El cuidado como horizonte político, José Laguna, núm. 219.
Nada con puntillas: fraternidad en cueros, José Ignacio González Faus, núm. 166.

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