Lucha por la dignidad

La COVID-19 ha agravado situaciones, ya de por sí, muy desesperadas, lo que ha obligado a redoblar los esfuerzos de las redes solidaridad.

La La Plataforma Antidesahucios (PAH) de Jaén y la Asociación de Barrios Ignorados de Andalucía han conseguido que Isabel Guimaraes Almeida disponga de agua, mientras denuncia en los juzgados la reclamación para que Endesa restablezca la luz.

Desde finales de 2019 participa en la PAH y también en la olla comunitaria del Polígono del Valle. Antes pasó por el centro de día de personas sin hogar para ducharse y comer. El desahucio de esta brasileña de 52 años quedó paralizado el 14 de marzo hasta que el estado de alarma llegue a su fin. Ese mismo día compareció en el juzgado de instrucción número 5 de Jaén, manteniendo la presión sobre la delegación de Vivienda. El fallo judicial, no obstante, mantiene la orden de desahucio «por precario», no por falta de pago o expiración del plazo legal, reconociendo la existencia de ocupación tolerada, pero sin título válido.

Gracias a las presiones, la empresa de suministro de agua Aqualia aceptó restablecer el servicio, desde 25 de marzo, en respuesta al decreto por la emergencia sanitaria, como era lógico y humano. No así el suministro de electricidad contratado para la vivienda con Endesa, que ha hecho caso omiso de su responsabilidad, por lo que ha sido denunciado ante el juzgado por saltarse, sin dar explicaciones, el decreto de alarma. Así en la vivienda donde ahora reside no puede conservar el alimento, cargar el teléfono, ni encender ningún aparato eléctrico.

En estas circunstancias y ante la amenaza, suspendida temporalmente, pero cierta, de desalojo, Isabel, buscó otro alojamiento de alquiler, cuya fianza pudo pagar gracias a la ayuda de sus hijos, la concesión de una prestación de menos de 400 euros. El aval ante el arrendador corre a cargo de una persona del a HOAC, al no ser válido el de la hija, por encontrase dentro de un Expediente de Regulación de Empleo.

En medio de las dificultades, que le llevó a sufrir un desmayo por ansiedad, Isabel mantiene su afición a la lectura. Antes, en una biblioteca pública, que además le aseguraba la calefacción, ahora, a través del móvil que recarga fuera de su domicilio.

Discernimiento

«No podemos permitirnos escribir la historia presente y futura de espaldas al sufrimiento de tantos. Es el Señor quien nos volverá a preguntar: “¿Dónde está tu hermano?” (Gn 4, 9) y, en nuestra capacidad de respuesta, ojalá se revele el alma de nuestros pueblos, ese reservorio de esperanza, fe y caridad en la que fuimos engendrados y que, por tanto tiempo, hemos anestesiado o silenciado» (Un plan para resucitar. Papa Francisco).