Economía sumergida con nombre de mujer

Tus zapatos podrían estar hechos por una mujer de Alicante, que cobra dos euros por hora, sin cotizar, sin derecho a jubilación, ni a baja por enfermedad, como le pasa a Mari Ángeles Sánchez.

De 57 años de edad, lleva realizando el trabajo de aparadora del calzado desde los 14. Pega y cose piezas para formar el zapato. Cobra por par realizado, aunque no todos tiene la misma dificultad. Al mes cobra unos 700 euros.

Ha trabajado en fábrica y en casa. Ahora en casa de sus padres, con los que vive. Encadena, en el mejor de los casos, un contrato temporal con otro. Nunca por el tiempo que en realidad trabaja. El convenio permite contratos para hacer la tarea en casa. Lo normal es que no hay ni contrato.

«Gran parte de las personas que realizamos este trabajo somos mujeres y estamos trabajando en la economía sumergida, con lo cual carecemos de derechos laborales y a la larga sin derecho a una jubilación digna», afirma. Ella tiene cotizados solo nueve años. «No hemos sido conscientes de esta situación y de lo perjudicadas que íbamos a estar, no ha habido unión para reivindicar nuestros derechos. Las distintas administraciones han ido haciendo la vista gorda. Los convenios se hacen, pero no se respetan…».

Mi trabajo me gusta, pero me gustaría tener unas mejores condiciones laborales y poder vivir con dignidad, como toda persona, por el hecho de serlo, tiene derecho.

«Trabajar en la economía sumergida nos ha parecido normal, a pesar de que no me ha permitido tener una vida independiente. Estás atada a la máquina y no tienes tiempo para tu vida personal. Por no hablar de los problemas de espalda, cervicales, túnel carpiano, problemas de piel por la inhalación de colas, etc.».

La industria del calzado representa el 5% del volumen total de la cifra de negocios industriales de la Comunidad Valenciana, superando los 2.000 millones de euros anuales, de los cuales el 94,2% provienen de la provincia de Alicante. Sector determinante en la economía alicantina en torno al que se ha ido fortaleciendo una potente economía sumergida. Como una manera de hacer frente a esta situación de precariedad, se han creado distintas asociaciones de aparadoras en la zona del Vinalopó.

Discernimiento

«El trabajo no puede considerarse una mercancía o un mero instrumento en la cadena de producción de bienes y servicios… tiene prioridad sobre cualquier otro factor de producción, incluyendo el capital. De ahí el imperativo ético de “defender puestos de trabajo” y de crear otros nuevos en proporción al aumento de la viabilidad económica, así como de asegurar la dignidad del trabajo en sí mismo» (Mensaje de Francisco a la reunión centenaria de la OIT, junio 2019).

Actúa y transforma

¿A la hora de adquirir un producto o un servicio cualquiera tienes en cuenta en qué condiciones de trabajo se ha elaborado?

¿Qué se puede hacer para conseguir que las empresas que no respetan los derechos laborales traten con justicia a sus trabajadores y trabajadoras?

¿Cómo puedes ayudar a que las personas pasen de la economía sumergida a la economía formal?

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