Pedro Sánchez, compromiso en evolución

Pedro lleva unos cuantos años jubilado, pero su compromiso y su fe están más activos que nunca. Tras trabajar en talleres y fábricas, se dedicó a la enseñanza durante 32 años, en los que su compromiso se dividía entre el acompañamiento a alumnos y familias más desfavorecidas y la defensa sindical de las condiciones de trabajo.

Hace 23 años se incorporó a la HOAC, a la que define como «el único espacio eclesial donde poder reflexionar y discernir de forma reposada la dimensión política de nuestro compromiso por una sociedad más acorde con nuestra fe».

Al jubilarse, reconsideró su compromiso. Su contacto con colectivos para la defensa de las personas más vulnerables le llevó a incorporarse a la Campaña Pobreza Cero. Desde ella, participó en la creación de un grupo de trabajo «para contribuir a la toma de conciencia de que el empobrecimiento de personas, familias y pueblos tiene unas causas perfectamente identificables, que debemos denunciar y exigir que se actúe sobre ellas».

También buscaba despertar la conciencia social: aunque hay descontento y se rechaza la exclusión o la precariedad, las soluciones se toman a nivel individual y no se demanda un cambio económico y político en profundidad al servicio de todas las personas.

Pero la vida depara muchas sorpresas. A Pedro le sobrevino la enfermedad de Parkinson de su hermana, cuyo proceso se ha agravado y le replanteó de nuevo su compromiso.

Esta nueva etapa le supone experimentar qué es ocuparse de personas dependientes y la cantidad de trabas para disponer de los recursos socio-sanitarios necesarios. Se siente más cercano al mundo de la dependencia y los cuidadores formales o informales. Ha aprendido que «no es lo mismo conocer o analizar las situaciones que vivirlas». Aunque sea una experiencia dolorosa, siente el gozo de descubrir qué es la persona, que no depende de lo que hace o no hace.

Y tiene grabadas a fuego las palabras de su hermana: «He conseguido una cosa… acercar a los hermanos».