Acoger, acompañar…, a uno de tantos

El día que Mady Cámara, joven inmigrante de Guinea Conakri, cumplía 18 años, el 29 de diciembre del 2018, fue devuelto a la calle sin documentos. Le acogí en mi casa. 

La Cruz Roja le había atendido desde su llegada el 26 de agosto del 2018, en distintos centros de Cádiz, Motril (Granada), Granada y Víznar (Granada). Yo había concertado con responsables de Cruz Roja que, en casos como este, estaba dispuesto a abrir mi hogar.

Mady es uno de los cientos de chicos acogidos por la Cruz Roja que, al llegar a la mayoría de edad, deben salir de los centros, quedando en desamparo. Llegó en patera a Almería, junto a unas cincuenta personas (mujeres, algún niño, la mayoría, varones jóvenes), tras navegar sin rumbo durante 15 horas, hasta que fueron localizados por Salvamento Marítimo. Su historia es similar a la de tantas otras personas: riesgo por temporales, masificación en los botes, incertidumbre al alcanzar la meta. Hoy me confiesa que, por nada del mundo, repetiría la experiencia.

Pertenece a una familia pobre, trabajadora, que, con algunas estrecheces, según me dice, cubrían las necesidades vitales. Son 15 hermanos de un solo padre y tres mujeres. Su padre tenía un camión en propiedad y se dedicaba al transporte de mercancías. Así sacaba a la familia adelante.

Mady es el menor de todos los hermanos, muy querido de su padre. Pudo estudiar varios cursos de economía en su país y posee un nivel cultural bastante aceptable para su edad. Viviendo conmigo, le comunicaron la muerte de su padre.

Su objetivo prioritario es estudiar economía aquí o en Francia, ganar dinero, volver a su país y montar una empresa de transporte. Pero al no tener «papeles», no puede conseguir empleo. Si encuentra trabajo, es algo esporádico, por la noche o clandestinamente. Su familia, su madre, viuda, le reclama ayuda económica, pero desgraciadamente no consigue enviarle nada…

Ha estudiado español, varios cursos por correspondencia de economía y manipulación de alimentos, consiguiendo los títulos acreditativos que pueden demostrar su arraigo. Los seis meses en mi casa han sido para él un regalo que valora y agradece. Hemos conseguido la tarjeta sanitaria, que sea empadronado, e iniciado los trámites para conseguir la residencia.

En agosto comenzó una nueva etapa, en uno de los pisos de la Delegación de Migraciones en Granada. Vive con otros compañeros, tiene resueltos los problemas más acuciantes y está acompañado en su proyecto de vida, dentro de su situación de irregularidad. Pero debe encontrar salidas a su situación. Cualquier logro, por pequeño que sea, cuesta mucho y la realidad para la mayoría de los inmigrantes es muy difícil.

El «sueño europeo» choca con el sistema político, económico y social que nos envuelve.

Discernimiento

«La presencia de los migrantes y de los refugiados, como en general de las personas vulnerables, representa hoy en día una invitación a recuperar algunas dimensiones esenciales de nuestra existencia cristiana y de nuestra humanidad (…). Razón por la cual “no se trata solo de migrantes”, significa que, al mostrar interés por ellos, nos interesamos también por nosotros, por todos; que cuidando de ellos, todos crecemos…». Mensaje para la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado 2019 (Papa Francisco).

Actúa y transforma

¿Qué actitudes puedes cultivar para pasar del miedo al «extraño» al encuentro con la diferencia?

¿Cómo puedo acoger, proteger, promover e integrar de forma incondicional y gratuita?

¿Qué puedo hacer para tener un trato humano, sin etiquetar, sin buscar mi provecho, con los demás, especialmente los más vulnerables?

29 de septiembre, Jornada Mundial del Migrante y Refugiado

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