Priorizar a las trabajadoras del hogar

Protección por desempleo, contrato legal, pensión digna, equiparación con el régimen general de la Seguridad Social, salario decente y jornadas de ocho horas reivindican las trabajadoras del hogar y de los cuidados. Es lo que se leía en los mandiles que llevaban, en el último «círculo de silencio» en el que participa la HOAC de Jaén. –Isabel Mateos

Ya en torno al día de la Mujer Trabajadora, el 8 de marzo, dedicamos el «café del sábado», que solemos organizar en la parroquia de San Juan Bosco, a las mujeres empleadas de hogar y auxiliares de la ayuda a domicilio.

Al calor de las infusiones y los pasteles, algunas de las trabajadoras con las que habíamos entablado espontáneamente relación, nos hablaron de la indecente precariedad de su trabajo. Acabamos con la intención de visibilizar de algún modo aquellas situaciones de «semiesclavitud» que se dan en este sector.

Acordamos celebrar una oración en San Félix de Valois, la parroquia donde ellas celebran su fe, por la mejora de sus condiciones de vida y de trabajo. Acompañados de una lluvia intensa, nos concentramos, con las caras cubiertas por unas caretas blancas, simbolizando la invisibilidad a la que se ven sometidas estas trabajadoras y leímos públicamente un manifiesto apoyado por la Iglesia por el Trabajo Decente en Jaén (Cáritas, HOAC y CONFER). Cantamos la canción Pan y Rosas como una oración que reza que la lucha de las mujeres es para toda la humanidad.

Junto con el Secretariado de Migraciones, Proyecto Rajab y Cáritas, con los que celebramos «círculos de silencio», dedicamos la cuarta estación del Vía Crucis al trabajo indecente de las trabajadoras del hogar.

A la luz del Evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia, como iglesia en las periferias del mundo obrero debíamos visibilizar de algún modo estas situaciones de explotación. Si priorizamos a estas mujeres, a estas personas trabajadoras del hogar y de los cuidados, descartamos la indecente precariedad que sufren en sus vidas.

Reflexión: Estar a su lado

Discernir los «signos de los tiempos» es un rasgo característico del quehacer teológico pastoral de la Iglesia, que apuesta por el desarrollo pleno de hombres y mujeres, es decir, el paso –para todos y cada uno– de unas condiciones de vida menos humanas a condiciones más humanas. –Juan Díaz

Todos los bautizados y bautizadas debemos cambiar nuestros estilos de vida, los modos de producción y de consumo, para ser más coherentes con los valores del Evangelio. Una Iglesia en salida misionera, pobre para los pobres, es también una Iglesia que ama y protege la Creación. Es una Iglesia que se sitúa y encarna en el territorio, que se reconoce como «casa y escuela de comunión» y por eso mismo defiende la vida de la Creación, promueve las relaciones de hermandad entre todas las criaturas y enseña a vivir y convivir rompiendo la auto-referencialidad y promoviendo una sincera preocupación por el otro.

Necesitamos parroquias, escuelas, universidades, cuyas prácticas den testimonio de una cultura ecológica que respeta, ama y defiende la vida, toda vida humana y toda la Creación.

La Guía de Ecoparroquias, los green seminar, los ecobarrios, colegios sostenibles, universidades sustentables son referentes ecopedagógicos para generar una ciudadanía ecológica coherente con la responsabilidad ambiental (Carta pastoral del Consejo Episcopal Latinoamericano, Discípulos misioneros custodios de la casa común. Discernimiento a la luz de la encíclica Laudato si’).

Referencias

Comunicado Hacer visible el trabajo invisible
Propuestas de Cáritas, incluye el Trabajo del Hogar
Trayectoria colectivo Territorio Doméstico

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