Enfriar el clima, salvar la Tierra

El cambio climático es un problema global, provocado por la actividad humana, con graves dimensiones ambientales, sociales, económicas, distributivas y políticas.

Es uno de los principales desafíos actuales para la humanidad, que exige una posición crítica, también desde la fe, ya que afecta al proyecto de Amor de Dios, porque el clamor de la Tierra se une al clamor de los empobrecidos, marginados, discriminados. No se conquistará un auténtico desarrollo, si se atenta contra la casa común, este planeta Tierra, creación de Dios.

Los asuntos ambientales no pueden tratarse de manera aislada, fragmentaria: todo está conectado, nuestra relación con la naturaleza está vinculada a nuestra relación y trato con el ser humano. Pero, dada la magnitud de los cambios, ya no es posible encontrar una respuesta específica e independiente. Es urgente buscar soluciones integrales que consideren las interacciones de los sistemas naturales entre sí y con los sistemas sociales.

No se trata de una moda o una opción entre otras muchas, sino que es parte imprescindible de nuestra condición de hermandad de todos los seres humanos. Esto implica una mirada a la raíz de la existencia humana, que ponga en cuestión la orientación general de la vida, su sentido, sus valores en relación con las condiciones de la casa común y el ambiente que, como familia humana, propiciamos dentro del hogar que Dios nos ha confiado.

Debemos construir alternativas ante un modelo económico que empobrece, excluye a las mayorías y deteriora la Casa Común. (…) Trabajar por «un modelo circular de producción que asegure recursos para todos y para las generaciones futuras, y que supone limitar al máximo el uso de los recursos no renovables, moderar el consumo, maximizar la eficiencia del aprovechamiento, reutilizar y reciclar».

En esta tarea, todos somos responsables, tenemos el deber de cuidar la creación con pequeñas acciones cotidianas, desde la educación en la responsabilidad ambiental, para alentar aquellos comportamientos que inciden directa y positivamente en el medioambiente, hasta conformar un estilo de vida. Como dice el papa Francisco, «nuestras acciones son nuestro futuro».

Las tres «r» y las tres «c»
  • Reduce tu consumo (compra con responsabilidad, ahorra energía, alarga la vida útil de los productos) y tu huella ecológica (evita el plástico, el aluminio, el corcho blanco).
  • Recicla los residuos (separa y deposita cada cosa en su lugar.
  • Reutiliza productos, cartón, papel…
  • Cambia tu estilo de vida hacia la sostenibilidad.
  • Comprométete con acciones e iniciativas para cuidar la casa común.
  • Colabora con proyectos y colectivos por la conversión ecológica integral.
Reflexión: Ama y protege la Creación

Discernir los «signos de los tiempos» es un rasgo característico del quehacer teológico pastoral de la Iglesia, que apuesta por el desarrollo pleno de hombres y mujeres, es decir, el paso –para todos y cada uno– de unas condiciones de vida menos humanas a condiciones más humanas.

Todos los bautizados y bautizadas debemos cambiar nuestros estilos de vida, los modos de producción y de consumo, para ser más coherentes con los valores del Evangelio. Una Iglesia en salida misionera, pobre para los pobres, es también una Iglesia que ama y protege la Creación. Es una Iglesia que se sitúa y encarna en el territorio, que se reconoce como «casa y escuela de comunión» y por eso mismo defiende la vida de la Creación, promueve las relaciones de hermandad entre todas las criaturas y enseña a vivir y convivir rompiendo la auto-referencialidad y promoviendo una sincera preocupación por el otro.

Necesitamos parroquias, escuelas, universidades, cuyas prácticas den testimonio de una cultura ecológica que respeta, ama y defiende la vida, toda vida humana y toda la Creación.

La Guía de Ecoparroquias, los Green Seminar, los ecobarrios, colegios sostenibles, universidades sustentables son referentes ecopedagógicos para generar una ciudadanía ecológica coherente con la responsabilidad ambiental (Carta pastoral del Consejo Episcopal Latinoamericano, Discípulos misioneros custodios de la casa común. Discernimiento a la luz de la encíclica Laudato si’).

Referencias

Laudato si’
Discípulos misioneros custodios de la casa común
Movimiento católico por el clima
Trabajar sin destruir. Jorge Riechmann, Francisco Fernández
La economía de las Bienaventuranzas. Carlos Ballesteros

Llévatelo y comparte

Esta sección también la tienes en documento pdf e imagen png para que la puedas descargar, imprimir, compartir…

 

Publicaciones relacionadas

Comienza escribiendo tu búsqueda y pulsa enter para buscar. Presiona ESC para cancelar.

Volver arriba