Teresa Jiménez Zamoranodiciembre 2018diciembre 2018

«A Dios rogando y la Tierra cuidando»

Tal vez, el ser de pueblo, lo ligó desde niño a la tierra. Él sabe que Dios ha creado a la persona unida a este mundo. El ser humano es un ser en relación con la Creación. Los hombres y las mujeres somos mundo, hechos de la misma materia que el resto de los seres vivos, por ello somos finitos, limitados… Todo lo que le pasa a esta casa común que Dios nos ha regalado para que podamos ser, nos afecta a cada uno de nosotros, especialmente a los más pobres. En su militancia siempre quiere mirar la realidad del trabajo sin desvincularla del cuidado de la Creación. Su oración y acción es una apuesta por un ecologismo integral. Cada mañana camino del trabajo mira con penetrable ternura y dolor el horizonte. ¡Cuánto daño nos estamos haciendo! En su cabeza resuena que el ser humano es incomprensible al margen del mundo. También que sería incomprensible el mundo al margen del ser humano. Pero él experimenta que siendo materia, somos mucho más. Somos también espíritu y amor de Dios. Por ello, estamos enraizados en la tierra para humanizarla, para realizar su sentido, para trabajarla y cuidarla, porque estamos llamado a construir «una tierra y unos cielos nuevos» para gloria de Dios. Y ésta consiste en que la persona viva en plenitud.

Ora et labora

En el trajín del día a día intenta buscar un hueco. Haz silencio. Toma conciencia de la presencia de Dios en tu vida. Lee despacio el texto. Contempla a este militante cristiano que desarrolla su compromiso y su oración en la apuesta por un ecologismo integral. ¿Qué provoca en ti este retazo de vida comprometida?

¿Sientes que tú también eres materia y no te puedes comprender sin tu cuerpo y sin la relación con el mundo? Piensa cómo hemos sido creados: materia, espíritu y amor de Dios. Él nos llama a cuidar y a humanizar el mundo. ¿Qué aspectos de esta reflexión podemos incorporar en nuestros estilos de vida y en nuestros compromisos?