El 31 de agosto se nos ha ido con el Padre, Antonio Serrano Serrano, en su pueblo Cox y rodeado de todo el amor y ternura que su mujer Encarnita, sus hijos, sus amigos y amigas han podido despedirle y que él ha sido capaz de acoger.

En la Diócesis de Orihuela-Alicante echaremos a faltar a uno de los últimos militantes que supieron coger la antorcha de aquellos que iniciaron la HOAC en nuestra diócesis. Formó parte de la Comisión Diocesana en tiempos de “dificultades” en la comunión eclesial, en tiempos de crisis y también en tiempo de exigencia y de una efervescencia militante “contagiante y entusiasmante”. Que vivió la HOAC como parte de su familia y así nos lo expresaban en su última asistencia a la Asamblea, cuando ya se encontraba bastante enfermo, les dijo a sus hijos “es que debemos de ir ellos son también nuestra familia”; su casa siempre abierta; su fuerte vivencia del significado profundo de “la comunidad”

Si tenemos que decir algo de Antonio es que fue un buen maestro, un maestro de vocación que supo aportar a la HOAC su buen hacer, siendo ponente laico de los Cursillos Apostólicos, y de cuantos servicios se le pidió, en nuestra última llamada telefónica volvió a recordarnos que tenía pendiente expresar su testimonio de vida a la Asamblea (la noche anterior tuvo una grave crisis y no pudo asistir a la misma).

Le damos gracias al Padre por habernos concedido la suerte de coincidir en un mismo caminar, por su mujer, por todos sus hijos y nietos, por su equipo. Sabemos que junto a los otros santos que le han precedido goza ya de la presencia del Padre.

Qué los obreros muertos en el campo de honor del trabajo y de la lucha descansen en paz. María, Madre de los pobres, ruega por nosotros.

Antonio Serrano y Encarna Cartagena