Este domingo próximo, la Palabra de Dios nos invita a reconocer que el proyecto de Jesús, el proyecto de fraternidad del Reino no es cuestión de eficacia y resultados, sino de entrega confiada, de abandono al amor, de capacidad de improvisar el amor compasivo y la ternura misericordiosa donde más necesarios son, donde la injusticia más los reclama con urgencia.