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Murcia | Celebración del 75 aniversario de la HOAC al servicio de la Iglesia y del mundo obrero y del trabajo

05 mayo 2021 | Por

Murcia | Celebración del 75 aniversario de la HOAC al servicio de la Iglesia y del mundo obrero y del trabajo

El sábado 8 de mayo a las 19:30h la HOAC de Murcia ha convocado la Eucaristía con motivo de la celebración de su 75 aniversario. Presidida por el obispo de la diócesis, José Manuel Lorca, en la Catedral.

Hace 75 años, en 1946, nacía en España la HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica) para la evangelización del mundo obrero en las duras condiciones de la posguerra. Encontró en Guillermo Rovirosa, un converso represaliado por el franquismo, a su primer militante, constructor y difusor; a él le encargaron la puesta en pie de una organización que acercara la Iglesia a la  realidad obrera y la hiciese presente en un mundo obrero hambriento, encarcelado, cercado por el miedo y la represión. En su tarea difusora llegó a Murcia el 13 de julio de 1947. Su objetivo encontrarse con los Hombres de Acción Católica diocesana y convencerles de la necesidad de poner en marcha la ingente tarea de evangelizar a los trabajadores y a las trabajadoras de Murcia y Albacete.

En Murcia, el hambre y el miedo, presentes en todas las manifestaciones de la vida cotidiana, seguía golpeando con fuerza a una población que había soportado y soportaba 20.000 hombres y mujeres en las cárceles, más de 23.000 obreros parados, fruto de una legislación represiva que había depurado en los puestos de trabajo a más de 18.000 empleados; la mano de obra femenina e infantil se multiplicaba desprotegida ante el retroceso y el endurecimiento de las relaciones laborales; el Sindicato Vertical controlaba cualquier movimiento reivindicativo. Ser fiel a Cristo y la clase obrera, encarnarse en ella y desde ella luchar contra esta situación no era tarea fácil. Solo un pequeño grupo de obreros respondió a esta llamada y se comprometió a ir en representación de los obreros murcianos a la II Semana Nacional en Toledo: José Galiano y José López Torres, ambos tipógrafos de Murcia, Diego Carrión Sánchez, cartero de El Palmar y José Coronel, obrero textil de Lorca. Diego Carrión asumió en 1947 la presidencia de la Comisión Diocesana de la HOAC y con los jóvenes de la JOC presididos por Antonio López Senac, puso en marcha el Movimiento de Apostolado Obrero en la diócesis, desde la convicción de que la verdadera caridad cristiana era la justicia social que afirmaría su dignidad como trabajadores.

Los años 50 estuvieron dedicados a la extensión e iniciación de centros en la región, la formación de dirigentes y la difusión de información obrera a través de la venta del ¡Tú!. Para ello crearon la Escuela de Formación de Dirigentes y la Coordinadora Obrera que a partir de 1948 orientó el compromiso apostólico de los grupos obreros de la diócesis (HOAC/F y JOC/F). La incorporación del centro de Cartagena en 1952, con su puerto, sus minas y la empresa Bazán, trajo a la HOAC murciana una cantera de militantes en unos momentos de extrema dificultad. La llegada de Luís Capilla a la consiliaría en 1955 coincidió con un lento pero imparable esfuerzo formativo; la alfabetización fue un compromiso revolucionario que permitió el acceso de muchos obreros y obreras al Plan Cíclico, a los Grupos Obreros de Estudios Sociales y al Boletín de la HOAC, convirtiéndose en artífices de su propia formación. La defensa de los derechos laborales encontró en los Jurados de Empresa y en los pocos resquicios de la legislación franquista su lugar para el compromiso.

La llegada de una generación joven al mundo laboral en los años 60, aligerada del peso de la posguerra, coincidió con las duras condiciones impuestas por la Estabilización y los Planes de Desarrollo, pero también con los aires frescos del Concilio Vaticano II. Es la etapa presidida por Joaquín Sánchez Izquierdo, formado en la JOC del barrio del Carmen. En las cuencas mineras y en la industria cartagenera, en la madera en Yecla, en el esparto en Cieza, o en la conserva en Molina de Segura, encontramos la presencia comprometida de hoacistas y jocistas. La presencia pública tuvo en la celebración del 1 de Mayo un lugar para la denuncia: paro, despidos sin indemnización, jornadas interminables en la conserva, presencia del trabajo infantil en las fábricas, la eventualidad como norma, la reclamación de los Convenios, el incumplimiento de los mismos… Las elecciones sindicales, allí donde se podía, y el apoyo al nacimiento del nuevo sindicalismo (CCOO, AST, USO) centraron todos los esfuerzos de esta etapa; con ellos llegaron las persecuciones, los fichajes, las multas gubernativas, las detenciones, los ceses de consiliarios y su “exilio” a zonas alejadas de centros de HOAC o de JOC, a petición de la autoridad franquista (el primero de ellos Andrés Valero, consiliario de la HOAC trasladado a la pedanía del El Garbanzal en 1960).

Los inicios de la transición democrática sorprendieron a la HOAC en pleno proceso de reconstrucción tras la “noche negra” que supuso la crisis de la Acción Católica. La reconstrucción y la democratización de la vida de la HOAC centraron gran parte de los esfuerzos en la región, ante el abandono de unos y la desafección de otros. Se impuso la reflexión y el diálogo en una coyuntura cambiante por momentos, poniendo el acento siempre en los más débiles, destacando para ello la necesidad de potenciar la unidad de las organizaciones obreras y populares. La presencia de los militantes de la HOAC se extendió por multitud de Asociaciones de Vecinos, Plataformas Vecinales, APAS, Ejecutivas provinciales y locales de sindicatos. Así surgieron en la Región de Murcia plataformas y coordinadoras de todo tipo. Quién no recuerda a Pepe Ros, presidente de la HOAC y alma de la Plataforma Obrera de la Construcción en Cartagena o la participación de las hoacistas en la huelga general de la conserva; la Coordinadora Popular de Molina de Segura, que agrupó en 1977 a 22 partidos, asociaciones vecinales y culturales, tuvo a un hoacista como secretario; las listas de PSOE y del PCE en las primeras elecciones municipales se completaron con los nombres de hoacistas de la diócesis; las marchas por la paz a Tentegorra fueron lugar de encuentro y compromiso…

También la transición fue un camino de aprendizaje desde nuestra identidad obrera y cristiana para seguir siendo fieles a nuestro compromiso de llevar el mensaje de Jesús a los pobres, a los alejados, a los desprotegidos. La precariedad y la fragmentación del mundo del trabajo fue un gran reto en la nueva España democrática. En Murcia la eventualidad, el trabajo sumergido, la deslocalización industrial, el trabajo sin derechos en el campo, la invisibilidad de la explotación en la hostelería, nos abría nuevos compromisos en el cambio de siglo.

Visualizar el conflicto social, avanzar en una cultura para la vida, plantar cara a las injusticias que se dan en el mundo obrero, han sido, entre otras, tareas permanentes en los últimos años. Nuevas circunstancias, nuevos retos, nuevo lenguaje para que sigamos siendo útiles, con nuestros hermanos los obreros, en el mundo de la precariedad y en la inmigración, en la lucha de las mujeres y en los barrios, en los sindicatos y en nuestras familias. Enraizados en nuestra historia aceptamos el reto de acompañar, formar, luchar, empujar derribando muros y construyendo puentes, para hacer posible un mundo nuevo más humano, donde el mensaje de Jesús sea una Buena Noticia para todos.

Celebramos el presente para construir el futuro.

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